minientrada Confunden diarrea con enfermedad inflamatoria intestinal

La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es un padecimiento crónico mediado inmunológicamente que se manifiesta de dos formas principales: la Enfermedad de Crohn (EC) y la Colitis Ulcerosa (CU). El 40% de las personas con alguna de estas condiciones puede tardar más de un año en ser diagnosticadas y el 17% más de 5 años.

Los pacientes con EII presentan complicaciones como diarrea crónica, dolor abdominal, pérdida de peso, fiebre, entre otros síntomas. El origen es multifactorial, intervienen componentes genéticos, ambientales, así como alteraciones (disbiosis) de las bacterias luminales (microbiota) y el aumento de la permeabilidad intestinal, que alteran la inmunidad intestinal lo que lleva al daño característico de la enfermedad.

En el país, alrededor de 40 mil pacientes sufren de Enfermedad Inflamatoria Intestinal,  y se espera que esta condición sea un problema de salud que aumentará en los siguientes 15 años.

Los síntomas más comunes de la enfermedad de Crohn son diarrea y dolor abdominal continuo, sangre en las heces, poco apetito, pérdida de peso. Un paciente con Colitis Ulcerosa presenta también dolor rectal o sangrado, movimientos intestinales frecuentes, diarrea, dolor en la parte izquierda del abdomen, entre otros.

Es importante mencionar que, el diagnóstico puede retrasarse dado que la sintomatología puede confundirse con otras enfermedades del tracto gastrointestinal,  pero también porque la enfermedad puede dar manifestaciones en otros órganos que no son el intestino, las cuales se llaman manifestaciones extraintestinales, que comúnmente acompañan a la enfermedad inflamatoria intestinal y puedan afectar, piel, ojos y con frecuencia las articulaciones.

“En México la enfermedad afecta a hombres y mujeres económicamente activos. Estos pacientes sufren depresión, dolor, fatiga y burlas por la necesidad constante de ir al baño, lo que les impide realizar sus actividades habituales en el trabajo o a nivel social”, agrega la doctora Itzel Romo de Takeda México.

Para un correcto diagnóstico es importante que el médico realice una historia clínica minuciosa y de considerar necesario, solicitar exámenes que incluyen análisis de sangre, muestras de heces, o procedimientos para ver el estado del colon.

Actualmente, no hay cura para esta enfermedad, lo que la convierte en crónica; sin embargo, existen múltiples tratamientos disponibles, para la enfermedad leve donde se utilizan supositorios, enemas y medicamentos orales hasta moderada a severa donde se utilizan medicamentos especializados como la terapia biológica que sin duda ha cambiado el desenlace en estos pacientes, ayudando a controlar la enfermedad y a mantener la respuesta a lo largo del tiempo, reduciendo la frecuencia de complicaciones, disminuyendo la tasa de hospitalizaciones, mejorando y normalizando la calidad de vida del paciente.

“Muchas veces los síntomas pueden confundirse con infecciones estomacales o síndrome del intestino irritable. Si el médico de primer contacto identifica los datos de alarma y refiere oportunamente a un médico especialista se establecerá un diagnóstico y tratamiento oportuno, evitando complicaciones, y teniendo un control de la enfermedad para que el paciente lleve su vida de la mejor manera”, concluyó la experta.

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