Por Martha Oliva Hernández
Desde hace años vivimos una pandemia de tabaquismo, cuyos efectos se extienden tanto al medio ambiente como a la salud de los seres humanos y animales, así como a la economía de quienes trabajan en la producción del tabaco.
Se estima que el tabaquismo ocasiona la muerte de más de 8 millones de personas al año, por lo que se coloca como el producto que mata a más personas en el mundo.
En tanto, el daño ambiental que ocasiona se presenta en cada una de las etapas de su ciclo de cultivo y del curado de la hoja de humo, contribuyendo al 8% de la deforestación mundial, hasta el manejo inadecuado de los desechos del cigarro, señaló Daniel Dorado en el foro virtual “Tabaco, una amenaza para nuestro planeta”, en donde participaron organizaciones de la sociedad civil de América Latina para presentar una Declaratoria Regional, cuyo fin es hacer un llamado a los gobiernos para que prohíban las actividades de “blanqueo ecológico” de la industria tabacalera.
Por su parte, Laura Salgado del Centro Global para la Buena Gobernanza en Control del Tabaco (GGTC), indicó que de acuerdo con las cifras publicadas, cada año se destruyen 3 millones de hectáreas para cultivar el tabaco. Desde 1970 a la fecha se han perdido 1,500 millones de hectáreas de bosques y selvas tropicales, lo que ha contribuido en un 20% al incremento anual del efecto invernadero.
Comentó que en la fase del curado de la hoja, se requieren 11 millones de toneladas de leña para hacerlo, lo cual ocasiona 5% de la deforestación a nivel mundial. Sin contar las grandes cantidades de agua y energía que se requiere para su cultivo.
En cuanto al consumo de cigarrillos, este equivale a 4.5 trillones de unidades en el mundo y por consiguiente esta misma cantidad se desecha sin ningún control, por lo que se convierte en el principal contaminante de ríos y mares y a ello se suma la contaminación que generan los empaques y el peligro que representa al convertirse en una de las principales fuentes generadoras de incendios.
En América Latina se consumen 180 mil millones de cigarrillos en un año y el costo de la contaminación generada por el mismo equivale a 1,073 millones de dólares anuales.
La pregunta que se hacen los especialistas es ¿Cómo deben pagar las empresas tabacales por la contaminación que generan? Lamentablemente es una pregunta que queda en el aire.
De acuerdo con datos de la OMS, para elaborar 300 cigarrillos es necesario talar 8 árboles, ello sin contar los árboles usados en la fabricación del papel para el cigarrillo y las cajetillas, la construcción de los graneros en los que se almacenan y la leña usada para curar las hojas del tabaco, señaló Mónica Andreis de ACT, Brasil.
Apuntó que los grandes productores de hojas de humo son China, India y Brasil, pero también se suman otros países latinoamericanos como Argentina, Colombia y Guatemala; sin embargo, Brasil es el principal exportador de hoja de humo al mundo y desde hace 28 años, el 90% de su producción se exporta.
Aseguró que por cada kilogramo de hoja de humo se requieren 25 kilogramos de leña. “En el caso de la nación brasileña, el 50% de los productores de hojas de humo son autosuficientes en materia de producción de leña, para lo cual cultivan árboles de eucalipto, pero la otra mitad recurre a los bosques nativos de la región, por lo que hay una pérdida de diversidad y de especies”.
Los grandes enemigos de los productores del tabaco
La gran cantidad de pesticidas, fungicidas e insecticidas terminan en ríos. “Muchos cultivadores finalizan con problemas de salud derivados del uso de estas sustancias tóxicas y, en algunos casos, en suicidio por la depresión ocasionada por la mala situación económica en la que se encuentran y por las consecuencias de la enfermedad de tabaco verde, la cual es resultado de la absorción de nicotina por la piel”.
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, el cultivo del tabaco no genera ganancias para los productores porque solo realizan el monocultivo. Ante esta situación se busca el cumplimiento del artículo 17 el Convenio Marco de la OMS para el control del tabaco que señala: Apoyo a actividades alternativas económicamente viables. Las partes, en cooperación entre sí y con las organizaciones intergubernamentales internacionales y regionales competentes, promoverán según proceda alternativas económicamente viables para los trabajadores; sin embargo, esto no se cumple.
“No toda innovación debe ser celebrada”
En Colombia más de mil menores de edad han probado cigarros electrónicos y 15 mil reportaron haberlo usado en el último mes, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENCSPA 2019), aseguró Blanca Llorente. Indicó que las personas que han vapeado o usado cigarros electrónicos tienen tres veces más posibilidades de fumar cigarros convencionales.
Con respecto a la contaminación que generan, refirió que producen desechos de metales pesados como plomo y mercurio, plásticos, baterías de litio y nicotina, lo cual afecta al desarrollo cognitivo y a la salud mental de los usuarios.
Con respecto a los desechos plásticos, dijo que los microplásticos de los productos terminan en la cadena alimentaria de especies marinas. Además muchos de los usuarios de vapeadores no saben en dónde desecharlos y optan por arrojarlos como si fueran las colillas de cigarro.
Por ello, organizaciones de América Latina hacen un llamado a la sociedad civil a levantar la voz en contra el daño que le ocasiona al planeta la industria tabacalera desde la producción, distribución, consumo y posconsumo del tabaco. “Exigir que eliminen su supuesta política de responsabilidad social corporativa o empresarial, con la cual pretenden limpiar su imagen de industria que daña los ecosistemas”, puntualizó Erick Antonio Ochoa, director de Salud Justa Mx durante la conferencia.