El tabaquismo afecta la microbiota del cuerpo humano

Se sabe que el consumo de tabaco puede provocar afecciones graves como enfisema pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón, accidentes cerebrovasculares o enfermedades coronarias, que pueden acabar con la vida de las personas. Tan sólo en México se estima que al año se registran más de 60 mil fallecimientos por enfermedades asociadas a este hábito.

A pesar de conocer las fatales consecuencias, poco se aborda el tema de cómo el consumo de tabaco afecta a uno de los órganos más importantes del cuerpo humano: la microbiota, ese conjunto de microorganismos que viven en nosotros y que a decir de algunos especialistas, realiza una variedad de tareas críticas para el ser humano y nuestro organismo.

Diversos artículos publicados por el Biocodex Microbiota Institute, señalan que el consumo de tabaco, incluso a través del cigarro electrónico o vapeador, puede originar disbiosis, es decir un desequilibrio en la microbiota que habita en nuestros pulmones, boca e intestinos, afectando severamente sus funciones, como el mantenimiento del sistema inmune.

Resulta que los microorganismos que componen a la microbiota, tanto del intestino como de los pulmones, ingresan al cuerpo vía oral, de ahí las bacterias viajan a los pulmones suspendidas en el aire y en micropartículas en las secreciones como la saliva, y se mantiene en equilibrio, gracias al constante intercambio de bacterias y microbios que ingresan por medio esta vía.

Un ejemplo del desequilibrio que el tabaco puede causar es el uso del cigarrillo electrónico, usado en México por 5 millones de personas al menos una vez, el cual podría contener concentraciones de nicotina y sustancias tóxicas equivalentes a las de un cigarrillo normal y desencadenar una serie de reacciones inflamatorias mediante sus efectos en la microbiota oral, además de acentuar la vulnerabilidad a las infecciones que pueden derivar en caries o periodontitis.

Otra de las consecuencias de la disbiosis causada por el tabaquismo es el desequilibrio entre las moléculas que favorecen el aumento de peso y otras que lo frenan, de acuerdo con el estudio: “La microbiota intestinal modula el aumento de peso en ratones tras una exposición discontinua al humo”, en el fumador la molécula que favorece el aumento de peso se fabricaría cada vez más, mientras que la que lo bloquea sería cada vez más escasa.

Este proceso es progresivo y da al cuerpo un tiempo para adaptarse y asociar el cigarrillo encendido a la necesidad de comer menos. Al dejar de fumar, este efecto saciante desaparece inmediatamente, mientras que el desequilibrio de la microbiota favorable al aumento de peso persiste durante mucho más tiempo y puede generar como consecuencia el aumento de peso.

En el caso de la microbiota pulmonar, la composición sana de ésta depende de la inmigración de microrganismos favorables y la eliminación de aquellos que son nocivos, por medio de la respiración -se sabe que los Humanos respiran tanto por la nariz como por la boca- por lo que las alteraciones en el ambiente del tracto respiratorio, como las causadas por fumar, hacen a las personas más susceptibles de enfermedades pulmonares que a lo largo del tiempo pueden convertirse en crónicas.

El impacto del tabaquismo en la microbiota al inicio presenta cambios que pueden parecer comunes a cualquier otro factor del medio ambiente, pero corren el riesgo de convertirse en situaciones crónicas, pues es necesario recordar que la disbiosis significa un impacto a todo el sistema inmune y no sólo a una parte del cuerpo.

Es por ello que la conmemoración del Día Mundial sin Tabaco, promovido por la Organización Mundial de la Salud, cobra relevancia tanto para el medio ambiente como para la salud de la población a nivel mundial.

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