Un momento importante para monitorear la salud digestiva y el desarrollo de tu hijo, es a la hora del cambio de pañal o cuando “Hace del 2”. La popó es uno de los indicadores más visibles de la salud digestiva de los pequeños.
Pero ¿cómo reconocer cuál es una buena popó y cuándo es una mala?
El primer paso es ubicar la etapa en la que está tu hijo. No es lo mismo la popó de un recién nacido que la de una personita de 3 años, por lo que vale la pena revisar qué esperar según su edad. Aquí se enlista la evolución de la popó durante los primeros años:
– Meconio: Se refiere a la primera popó de un recién nacido y tiene una consistencia espesa, pegajosa y un color negro-verdoso.
– Primeros días: A medida que el bebé comienza a digerir la leche materna, la popó cambia de color para volverse verde a amarillo o marrón-amarillento.
– Lactancia: Los bebés alimentados con leche materna hacen popó blanda con un aspecto pastoso, de color mostaza clara. Mientras tanto, los bebés alimentados con fórmula infantil tendrán una popó un poco más oscura o marrón.
– Primeros alimentos: Cuando se empieza a introducir alimentos sólidos, se verán algunos cambios en olor, color y textura. En esta última etapa es cuando la popó tomará su forma recurrente.
Ahora que ya tienes más información sobre la popó según la etapa de tu hijo, revisaremos qué es lo debes de considerar y tener presente para identificar una buena de una mala:
– Color: Los colores buenos deben ser café, café verdoso, café amarillento o verde oscuro. Los malos colores son rojo brillante, negro, blanco o con rayas rojas. Es importante verificar si hay una relación entre los alimentos consumidos con el color de la popó para identificar diferencias que se les pudiera atribuir.
– Textura: Cuando un niño empieza a comer alimentos sólidos, su popó tendrá una apariencia muy similar a la de los adultos. Estas pueden tener forma de salchicha, elote esponjoso o nuggets de pollo cuando son saludables. Las texturas malas a las que se debe prestar atención son aquellas muy líquidas, sólidas y duras, granulosas o con formas de racimo de uva.
– Olor: El olor puede variar de acuerdo con la alimentación de los niños. Si está siendo amamantado, será un poco ácido, mientras que, si toma fórmula infantil el olor será más fuerte. Cuando se empieza a dar alimentos sólidos, el olor se hará más intenso.
Cada niño es diferente, por lo que es importante entender qué es lo normal para tu hijo y trabajar de la mano con el pediatra para reportar cualquier anomalía. Hacer del 2 tu número 1 puede ayudarte a saber cómo está la salud digestiva de tu niño.
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