Se identifica el genotipo como la constitución genética completa que un individuo posee, en otras palabras; el genotipo es aquello que nuestros padres nos heredaron durante nuestra concepción. Esto no implica que esa herencia genética sea la que se codifique como un rasgo observable, también llamado fenotipo, como: estatura, color de ojos y el grupo sanguíneo, entre otros rasgos.
“Lo anterior se puede interpretar así; cada uno de nosotros somos el resultado de la mezcla genética de nuestros padres biológicos. Esto quiere decir que los genes de nuestros padres biológicos se mezclaron y esa es la razón de nuestra existencia. Por eso somos tan parecidos a mamá y/o a papá”, señaló el Dr. Alberto Molás, miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition.
Los genes son el plano de diseño de nuestro cuerpo y también, según la evidencia científica, la causa por la cual somos propensos a desarrollar ciertas enfermedades. Esto último no implica que llegaremos a padecer cierta enfermedad, simplemente nos hace más susceptibles a su desarrollo en algún punto de nuestra vida, como son las enfermedades crónico -degenerativas no transmisibles.
El factor decisivo entre presentar a determinada edad cierta enfermedad son los aspectos extrínsecos, que pueden ser: los alimentos que consumimos, la contaminación ambiental de nuestra región o los hábitos de ejercicio que desarrollemos en nuestra vida, indicó el especialista.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, (CDC por sus siglas en inglés) toma como factor de riesgo común para desarrollar diabetes en algunas de sus presentaciones el siguiente punto; uno de sus padres o uno de sus hermanos o hermanas tiene diabetes tipo 2.
Así de claro deja el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, la relación de los antecedentes heredofamiliares con las posibilidades de presentar una enfermedad como la diabetes, recordando que no solo aplica para esta enfermedad, también para la hipertensión arterial sistémica.
Así es como se muestra que nuestros genes juegan un papel importante en el estado de salud o enfermedad y no solo tiene que ver con los factores ambientales que nos rodean o nuestras acciones encaminadas a mejorar nuestra salud.
No podemos hacer mucho para cambiar la herencia genética, más no implica que no tengamos una opción para retrasar la posible aparición de alguna entidad patológica, como son las ya mencionadas. La mejor manera de prevenir la aparición temprana o consecuencias de un mal control de alguna de estas condiciones es con un estilo de vida saludable. Suena más simple de lo que es.
Los estilos de vida saludables, también conocidos como buenos hábitos, permiten evitar una enfermedad y mejorar la calidad de vida. Estos van desde hacer ejercicio de forma regular, controlar el peso y la composición corporal (disminuir la masa grasa), cuidar la alimentación con una dieta equilibrada y saludable, entre otras cosas.
Como primer punto, se menciona el ejercicio, esto se debe a que es la mejor manera de mantener nuestro peso corporal en rangos saludables evitando la acumulación de masa grasa. El peso total que reporta una báscula convencional se traduce en la suma de: masa muscular, masa grasa, masa ósea y masa visceral.
“Cuidando la alimentación con una dieta adecuada a nuestras necesidades, evitamos el exceso de tejido adiposo o masa grasa, el cual es la manera en que nuestro cuerpo almacena los excesos de energía. Al final una alimentación adecuada y actividad física regular se convierten en las mejores estrategias para reducir las probabilidades de desarrollar una enfermedad crónico-degenerativa”, dijo el doctor Molás.
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