El sentido de la vista es el más valorado en cada etapa de nuestra vida. De acuerdo con una encuesta realizada por Johnson & Johnson Vision, el 68% de los adultos considera que tener una buena visión mejora la calidad de vida y, al 61%, les da seguridad.
Lo que significa que nuestros ojos son esa cámara que nos permite captar momentos increíbles, como la primera vez que vemos a nuestro bebé, el viaje de nuestros sueños o simplemente ver en el día a día a nuestra familia y seres queridos. En pocas palabras, ver bien, nos permite vivir bien.
A lo largo de la vida, el sentido de la vista va recobrando importancia de manera diferente. Por ejemplo, es de suma importancia cuidar la vista de los niños en edad prescolar, ya que esto es uno de los factores que les permite que puedan desarrollar su máximo potencial en la escuela y de manera social.
Sin embargo, se calcula que alrededor del 20% de los niños en edad escolar tienen un problema de visión no diagnosticado. Tratar dichos problemas durante la primera infancia puede marcar una diferencia a lo largo de su vida, ya que el ojo continúa desarrollándose.
Por otra parte, una vez que vamos creciendo, la incidencia de errores refractivos va aumentando y en cada etapa es diferente. Por ejemplo, durante el embarazo la miopía es el error de refracción más común y es observado con mayor prevalencia durante el tercer trimestre, lo que podría deberse a cambios hormonales que causan retención de líquidos en la córnea.
Alicia Alcazar, licenciada en Optometría, destacó que “si bien los errores refractivos son padecimientos multifactoriales, que pueden ser hereditarios, también dependen de nuestra alimentación, estilo de vida, exposición a dispositivos y pantallas, etc. Por este motivo, debemos proteger y corregir la visión desde la infancia para permitir que nuestros pacientes más jóvenes crezcan, jueguen y aprendan; y así evitar la progresión acelerada de los errores refractivos que pudieran tener. Afortunadamente hoy existen diferentes opciones que se adaptan al estilo de vida de cada paciente y que les permitirán disfrutar plenamente de los mejores momentos de sus vidas”.
Los errores refractivos se pueden corregir mediante el uso de anteojos o lentes de contacto. Estos últimos representan una alternativa que pueden comenzar a usar niños y adolescentes. Los lentes de contacto pueden ayudar a los niños a aumentar su autoestima. En un estudio clínico, el 80% de los padres estuvieron de acuerdo en que los lentes de contacto hacen que sus hijos se sientan más seguros.
Hoy existen alternativas como los lentes de contacto ACUVUE®, que están diseñados con tecnologías innovadoras inspiradas en los ojos y tienen la finalidad de entender el funcionamiento natural del ojo.
“Hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar la salud de nuestros ojos. Una de ellas es visitar al profesional de la visión al menos una vez al año para que nos practique un examen de la vista y con base en esto nos recomiende la mejor solución de acuerdo con nuestro estilo de vida”, finalizó la Lic. Alicia Alcazar.