Recientemente se dio a conocer el caso, en Tecámac, el Estado de México, de un hombre que arrojó un perrito a un cazo de aceite hirviendo, ocasionándole una cruel muerte.
El hecho generó indignación y repudio por parte de la sociedad, y se espera que el agresor reciba la pena máxima ante un caso de maltrato animal.
Lamentablemente, este tipo de situaciones no son nuevas en nuestro país. Tan sólo a inicios de este 2023 las redes sociales reportaron el caso de unos bomberos que mataron a golpes y hachazos a perritos, supuestamente “rescatados” de las calles de Monclova, Coahuila.
Si bien la narrativa e imágenes de ambos casos son terribles, más escalofriantes resultan las cifras de maltrato animal en México.
Cifras de maltrato animal en México
Nuestro país, de acuerdo con datos del INEGI, ocupa el tercer lugar en maltrato animal a nivel Latinoamérica. De entre 2019 a mayo de 2023, el Consejo Ciudadano Para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México ha recibido 27 mil 892 reportes por maltrato animal
- El 91% de los reportes está relacionado con perros.
- 7% gatos.
- 2% con animales de abasto como gallinas o conejos.
- 1.4% animales silvestres, entre ellos reptiles.
En México, 27 estados han tipificado al maltrato animal como delito. Debido a la presión de la sociedad y de los protectores de animales, el delito hoy alcanza la pena de seis años de prisión en la Ciudad de México, pero en otros estados el tiempo varía.
Rasgos de personalidad de un agresor de animales
Especialistas en psicoterapia emocional del Centro del Bienestar Integral aplauden este avance legislativo, no obstante, señala Rosa María Botello, psicoterapeuta Gestalt y cofundadora del Centro del Bienestar Integral, el verdadero riesgo es que el agresor no reciba la rehabilitación social y emocional necesaria. Lo anterior, considerando que los agresores de animales poseen rasgos de personalidad que de no tratarse pueden derivar en un peligro mucho mayor.
- Agresividad: Tienen reacciones muy violentas frente a situaciones o personas que no les gustan o no van de acuerdo con sus planes.
- Impulsividad: Son reactivos, no procesan ni piensan sus emociones antes de actuar.
- Baja inteligencia emocional: No cuestionan sus interpretaciones, sólo reaccionan.
- Actitud dominante: Les gusta que se haga su voluntad y someter; por lo tanto, eligen víctimas débiles a quienes puedan dominar.
- Falta de empatía: El dolor ajeno no los conmueve y peor aún, pueden sentir placer al infligir dolor y sufrimiento.
- Actitud desafiante: Disfrutan romper las reglas.
El riesgo social del maltrato animal
El problema más grave, coincide Rocío Botello, Psicoterapeuta familiar y cofundadora del Centro del Bienestar Integral, es que estos rasgos de personalidad también se encuentran en personas con Trastorno Antisocial de la Personalidad.
“La crueldad hacia los animales sirve a menudo de precedente para la aparición del Trastorno Antisocial de la Personalidad en la edad adulta”.
La crueldad contra los animales, coinciden las especialistas, es uno de los componentes de homicidas, junto con la enuresis y la piromanía, de acuerdo con un modelo propuesto por el psiquiatra John Marshall MacDonald, de ahí que se le denomina Triada MacDonald o Triada homicida.
También está presente en los maltratadores de mujeres. Una encuesta aplicada a 38 habitantes de un refugio de mujeres maltratadas en Utah, publicada en 1998 en el Journal of Emotional Abuse, mostró que el 74% de ellas informaron que habían sido dueñas de una mascota durante los 12 meses anteriores. De estas 28 personas, el 71% reconoció que su maltratador había tratado de agredir a su mascota, habiéndolo hecho de manera explícita en el 57% de los casos.
Una solución integral y social
Frente a esta realidad, las especialistas del Centro del Bienestar Integral consideran indispensable que una persona acusada de crueldad animal no sólo reciba un castigo legal.
Subrayan que es indispensable reciban, obligatoriamente, apoyo psiquiátrico y emocional durante su confinamiento y como una condicionante para su libertad. De otra forma, coinciden, tras 6 años máximo de confinamiento en prisión, se estaría liberando a un delincuente en potencia.