La historia del dolor y nuestros intentos por combatirlo es tan antigua como la civilización misma. A lo largo de los siglos, nuestra percepción del dolor ha evolucionado enormemente.
De las antiguas prácticas de trepanación, pasando por las sangrías medievales, hasta llegar a las revolucionarias pastillas analgésicas del siglo XX. Cada era ha tenido su propia batalla contra este enemigo invisible. Sin embargo, cada vez que la humanidad ha enfrentado el dolor, ha respondido con determinación, ingenio y empatía.
En el marco del Día Mundial del Dolor, que se conmemora cada 17 de octubre y el objetivo es compartir la importancia de encontrar el alivio al dolor físico por distintos padecimientos y enfermedades. Te presentamos a través de una línea del tiempo, su historia y cómo se ha ido combatiendo a lo largo de los años:
3.000 a.C.- Los médicos del antiguo Egipto, inscribiendo sabiduría en papiros, ya reconocían el dolor como un enigma a descifrar. Documentaron más de 700 recetas y remedios para aliviarlo, utilizando ingredientes como el aceite de moringa y la cerveza.
460-370 a.C.- En las orillas del Egeo, Hipócrates, el padre de la medicina moderna, propuso que el dolor no era un castigo divino sino una manifestación física de enfermedades y desequilibrios. Su enfoque en la observación y el diagnóstico sentó las bases para futuras investigaciones médicas.
200 d.C.- En la antigua China, la práctica de la acupuntura ganó prominencia. Creían que el Qi, o energía vital, fluye a través de meridianos en el cuerpo. Si este flujo se obstruye, se produce dolor. Las agujas, cuidadosamente insertadas, restaurarían ese equilibrio.
130-200 d.C.- Galeno, un médico romano, basó su comprensión del dolor en los humores del cuerpo. Aunque algunos de sus tratamientos eran rudimentarios, estableció prácticas quirúrgicas que se mantendrían durante siglos.
Medioevo- Europa se sumergió en la oscuridad, y con ella, la comprensión del dolor retrocedió. Se creía ampliamente que el dolor era un castigo divino o el resultado de la brujería. Las sangrías y los exorcismos se convirtieron en prácticas comunes para tratarlo.
1540- La primera cátedra de cirugía se establece en París, marcando un punto de inflexión en la medicina del dolor. A partir de aquí, la cirugía y la anatomía se convierten en áreas de estudio detallado, llevando a descubrimientos cruciales sobre el cuerpo humano.
1800s- La Revolución Industrial no solo transformó las economías, sino también nuestra relación con el dolor. Las lesiones laborales se dispararon, y con ello, la necesidad de analgésicos. El laudano, una preparación de opio, se hizo popular. Sin embargo, su abuso llevaría a problemas de adicción.
1897- La aspirina hace su debut. Creada por Felix Hoffmann, este analgésico revolucionario ofreció alivio a millones y sigue siendo un pilar en el tratamiento del dolor.
Siglo XX- Con las guerras mundiales, el trauma físico y psicológico llevó al desarrollo de nuevas formas de terapia y medicación. La morfina, utilizada ampliamente durante estas guerras, se convirtió en una herramienta esencial en el manejo del dolor.
1970s-1980s- Se reconoce el dolor crónico como una enfermedad en sí misma. Esto lleva a una investigación más profunda sobre su naturaleza y tratamientos especializados.
1973- Dolo-Neurobión® la marca pionera en la combinación de diclofenaco con vitaminas del completo B nace en México como respuesta directa a la necesidad de los médicos de un tratamiento combinado para el tratamiento del dolor.
2004- La Organización Mundial de la Salud (OMS) coauspicia el primer Día Mundial contra el Dolor, reconociendo oficialmente la importancia de abordar el dolor como un problema global de salud pública.
Siglo XXI- La tecnología y la investigación avanzan a pasos agigantados. La neurociencia nos ofrece perspectivas más profundas sobre el dolor, y técnicas como la estimulación cerebral profunda ofrecen esperanza a quienes sufren de dolores crónicos. La medicina alternativa y holística también gana terreno, ofreciendo un enfoque más integral del dolor.
El dolor es universal, pero también lo es nuestra capacidad para enfrentarlo, comprenderlo y superarlo. Con miras hacia el futuro, sabemos que, armados con el conocimiento del pasado y los avances médicos del mañana, continuaremos nuestro viaje hacia un mundo donde el alivio al dolor esté al alcance de todos.