Desde el 11 de febrero de 2011 se conmemora el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia como un reconocimiento al papel clave que las mujeres desempeñan en la comunidad científica y tecnología.
La igualdad de género ha sido siempre un tema central de las Naciones Unidas. El acceso y la participación de las mujeres de todas las edades en la educación, capacitación y promoción, incluida la igualdad de acceso a un trabajo decente en condiciones de igualdad, son imprescindibles para lograr el empoderamiento de la mujer y la niña.
Aunque la participación de las mujeres en la ciencia mexicana está por encima de la de otros países y se coloca como la más igualitaria en América Latina, todavía hay muchos obstáculos por vencer, aún existen áreas “femenizadas”; posiciones jerárquicas que suelen ser ocupadas por hombres y el peso de los roles domésticos tradicionales y del cuidado familiar recaen sobre las mujeres.
“La equidad de género no es solo una cuestión de justicia y derecho, es crucial para producir mejor investigación y brindar mejor atención médica. Si el objetivo de la ciencia, la medicina y la salud global es mejorar la vida de las personas, entonces deben ser representativas de las sociedades a las que sirven. La lucha por la equidad de género es responsabilidad de todos, y eso significa que el compromiso con la participación de las mujeres también es de todos”. Estas son las palabras con las que The Lancet anuncia su número especial.
Cada vez que escuchamos que las personas “deben estar al centro del sistema de salud”, no se refiere al espacio, significa alentarlas a interesarse, participar y “tomar las riendas” de su propia salud. Por eso hablar de “pacientes” es un error, paciente significa pasivo y justo lo que hay que buscar es lo opuesto: que todas las personas sean proactivas en materia de salud y una parte importante para lograrlo es crear empatía entre las personas que buscan atención médica y quienes la ofrece, incluyendo a enfermeras, trabajadoras sociales, laboratoristas y todas las profesiones relacionadas a la salud, donde gran parte de quienes laboran son mujeres.
Desde la década de los noventa, la OMS y UNICEF incluyeron a la empatía como una de las habilidades para la vida.
La equidad de género no es solo una cuestión de justicia y derecho, es crucial para producir mejor investigación y brindar mejor atención médica. Si el objetivo de la ciencia, la medicina y la salud global es mejorar la vida de las personas, entonces deben ser representativas de las sociedades a las que sirven. La lucha por la equidad de género es responsabilidad de todos, y eso significa que el compromiso con la participación de las mujeres también es de todos.
Hay que destacar las historias de mujeres que sirven de ejemplo, no solo para sus congéneres, sino para todo México, como el caso de la Dra. Teresita Corona Vázquez, que desde el 6 de febrero es la primera mujer en presidir la Academia Mexicana de Medicina.
#FeminismIsForEverybody