minientrada 5 mitos y realidades sobre el consumo de agua

En el marco del Día Mundial del Agua que se conmemora el 22 de marzo, especialistas en nutrición e hidratación se unen al llamado global para desmitificar creencias relacionadas con el vital líquido, fomentando una comprensión más profunda y precisa de su importancia para la salud humana y la sostenibilidad del medio ambiente.

Ante la preocupación mundial respecto al cuidado del agua, Paola Zarza, especialista en nutrición, nos invita a hacer conciencia sobre el uso que le damos a este líquido, pero también la calidad y cantidad que se bebe en el día a día. “La salud y el bienestar están estrechamente ligados al agua que consumimos. En el Día Mundial del Agua, es importante reflexionar sobre cuidar no sólo la cantidad de agua que ingerimos, sino también su calidad. Nuestro compromiso con la preservación de este recurso es vital para un futuro sostenible”, afirmó.

A continuación te presentamos unos mitos sobre el tema:

  • Mito 1: Hay que beber 8 vasos de agua al día.

Realidad. Si bien, esta frase la hemos escuchado durante muchos años y nos ha concientizado sobre la importancia de tomar agua, lo cierto es que la cantidad de agua que una persona necesita varía según su edad, peso, nivel de actividad y el clima. Por lo tanto, es importante no depender de fórmulas universales y prestar atención a las señales de sed que emite el cuerpo. Cada organismo es único, por lo que es crucial escuchar las necesidades individuales y proporcionar la cantidad adecuada de agua, según sea necesario.

  • Mito 2: Beber agua en ayunas ayuda a perder grasa.

Realidad: Beber agua en ayunas no es como tal una forma de adelgazamiento, pues el agua no tiene propiedades para quemar grasa. Sin embargo, hidratarse de forma correcta es importante para la salud y hacerlo en la mañana es una acción positiva para implementar una rutina diaria. Recordemos que siempre es importante acudir con un especialista, ya que él nos orientará sobre la mejor forma de tener una alimentación e hidratación adecuadas.

  • Mito 3: El agua embotellada es la mejor opción para tomar agua de calidad.

Realidad. Según un nuevo estudio, un litro de agua embotellada contiene casi un cuarto de millón de microplásticos y nanoplásticos diminutos e invisibles que provienen de la degradación de objetos plásticos más grandes y que pueden ser riesgosos para la salud.

Esto quiere decir, que es muy importante elegir hidratarnos con un agua de calidad y libre de contaminantes, pues de no hacerlo así, podemos adquirir enfermedades diarreicas. Según los cálculos de la OMS, esta contaminación podría causar al año 505 mil muertes.

Bebbia® elimina el 99.9% de bacterias, virus, sedimentos, microplásticos y metales pesados, además de que cuenta con certificación de la COFEPRIS (NOM-244-SSA1).

  • Mito 4: Filtrar y purificar el agua es lo mismo.

Realidad. Es importante destacar que no es lo mismo filtrar que purificar. La filtración se centra en la eliminación de impurezas más grandes utilizando medios como carbón activado o membranas, aunque no garantiza la eliminación completa de microorganismos o contaminantes químicos. Por otro lado, la purificación es un proceso más completo que elimina virus, bacterias y químicos dañinos mediante métodos avanzados como la desinfección con luz ultravioleta y la ósmosis inversa.

  • Mito 5: Los purificadores de agua son innecesarios.

Realidad. En un mundo donde la salud y el medio ambiente son prioridades, los purificadores de agua desempeñan un papel crucial. Estos dispositivos eliminan partículas suspendidas y reducen la concentración de sustancias no deseadas, mejorando tanto el sabor como el olor del agua.  Beber agua purificada es una inversión en nuestra salud y en la sostenibilidad del planeta.

En este Día Mundial del Agua, recordemos que cada sorbo de agua es un regalo para nuestra salud y bienestar. El agua proveniente de los filtros purificadores es más segura, nos conecta con la naturaleza y nos permite cuidar del planeta al reducir el uso de plástico. Hoy, hagamos un compromiso: beber agua conscientemente, apreciando su pureza y vitalidad.

 

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