En el marco de la premier del cineminuto “Llamado al corazón”, la Fundación Lilo México lanzó un urgente llamado a la sociedad mexicana: es hora de actuar juntos para hacer frente a las cardiopatías congénitas que están afectando a miles de niños en nuestro país.
“Llamado al corazón”, producido por la Fundación Lilo, busca sensibilizar a la sociedad sobre las cardiopatías congénitas, una problemática que afecta a niños, y que lamentablemente constituye la segunda causa de muerte en menores de 5 años.
Previo a la proyección se llevó a cabo un panel para abordar el tema, en el cual participaron representantes de la Fundación Lilo, médicos cardiólogos pediatras y familias con infantes que nacieron con alguna cardiopatía y fueron operados gracias a las gestiones de Lilo.
Laura Mex García, directora de Fundación Lilo México, destacó la falta de diagnóstico oportuno y acceso al tratamiento adecuado para muchos niños afectados.
Ante la falta de acceso a la salud, señaló, el llamado “tercer sector”, conformado por las organizaciones sin fines de lucro, ha sido un garante de la salud de nuestras infancias.
Al respecto, detalló: “El papel de las organizaciones civiles en el manejo y atención de las cardiopatías congénitas se ha convertido en un brazo de ayuda vital para tratar de rescatar el máximo de vidas posibles. En Lilo trabajamos para revertir la estadística a través de un modelo de intervención integral, flexible y replicable, centrado en el paciente y su familia”.
El doctor Carlos Alcántara Noguez, médico pediatra, especialista en cirugía cardiotorácica, enfatizó la magnitud del problema de las cardiopatías congénitas en México, subrayando la importancia de un diagnóstico temprano y una intervención adecuada para garantizar la supervivencia y calidad de vida de los pacientes.
Alcántara Noguez compartió algunas cifras alentadoras: en la actualidad, gracias al progreso de la ciencia, aproximadamente el 98% de las cardiopatías congénitas pueden ser corregidas con éxito.
No obstante, al constituir las cardiopatías congénitas un problema de salud pública se requieren esfuerzos de la sociedad civil, la iniciativa privada, el gobierno e, incluso, la academia.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Julio Alejandro Estrada García, un niño beneficiario de Lilo, compartió su historia. Julio nació con una cardiopatía congénita, pero gracias a la Fundación, ahora sueña con ser futbolista profesional.
Julio le pidió a todos los asistentes hacer un ejercicio: cerrar los ojos, tapar sus fosas nasales y luego respirar por la boca a través de un popote delgado, que integrantes de la fundación entregaron a las personas al entrar a la sala y respirar de esa forma, durante 30 segundos, fue un ejercicio de empatía: ponerse en los zapatos de un niño con cardiopatía congénita y vivir en “carne propia” las dificultades respiratorias que acarrea este problema de salud.
“¿Se cansaron? Yo sé lo que sintieron, yo me sentía así los primeros cinco años de mi vida, todos los días, todo el tiempo. Mi nombre es Julio y nací con una tetralogía de Fallot, que es una cardiopatía que me impedía caminar, tenía dificultades al hablar y lo más triste, para mí, era saber que no podía jugar fútbol… hasta que llegué a Lilo y me operaron para reparar mi corazón”, concluyó Julio.
Por su parte, Jaime Cervantes Covarrubias, presidente del Consejo de Administración de la Fundación Lilo, extendió una cordial invitación a todos los presentes para unirse a la noble causa de Lilo: “El compromiso es enorme y no descansaremos en nuestra labor por brindar cada vez más apoyo a niños, niñas y grupos de apoyo, así como fortalecer nuestras redes de ayuda y obtener más donaciones”.
Por otro lado, Citlali Flores, psicóloga de la Fundación Lilo, resaltó la vital importancia de brindar atención emocional a las niñas, niños y sus familias a lo largo de todo el proceso, desde el diagnóstico hasta la intervención.
“Lo que siempre les digo a las familias es que el miedo y la preocupación son sentimientos comprensibles y difíciles de eliminar. Si pudiera, desearía tener una varita mágica para erradicar la cardiopatía. Sin embargo, lo que sí puedo ofrecerles son herramientas de afrontamiento psicoemocional y nuestro apoyo continuo para hacer que el proceso sea lo menos traumático posible”.
Luego, cedieron la palabra a José Miguel Torices Pozos y Sabina Serna Valeriano, padres de José Torices Serna (Josecito), un niño de 3 años beneficiario de la Fundación Lilo.
Fotos: Cortesía