En 2024, el cambio climático ha provocado un incremento promedio de 0.85°C en la temperatura de México y de 1.3°C en las temperaturas invernales, resultando en olas de calor extremo con picos que superan los 45°C en algunos estados.
Este fenómeno representa una amenaza real para los grupos vulnerables habituales, como los niños, los adultos mayores y las personas con enfermedades agudas o crónicas, quienes tienen una capacidad de adaptación y respuesta reducida ante temperaturas extremas.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, durante 2023 se registraron más de 2,500 hospitalizaciones relacionadas con el calor, con 200 fallecimientos. En la actual temporada de calor de 2024 (del 17 de marzo al 5 de junio), se han documentado a nivel nacional 2,308 casos de afecciones por calor extremo, de los cuales 125 resultaron en defunciones.
Los estados con mayor letalidad son: Veracruz (43), Tabasco (18), Tamaulipas (15), Nuevo León (11), San Luis Potosí (11), Hidalgo (6), Oaxaca (5), Yucatán (3), Querétaro (2), Sonora (2), Baja California (1), Campeche (1), Chiapas (1), Coahuila (1), Guanajuato (1), Guerrero (1), Nayarit (1), Puebla (1) y Quintana Roo (1), alcanzando una letalidad del 5.41%.
El doctor Pedro Yeverino, médico internista y jefe de Urgencias de Médica Sur, ofrece la siguiente información para entender y prevenir los daños a la salud causados por las altas temperaturas:
“Es importante entender que los problemas de salud causados por el calor extremo no siempre se presentan de la misma manera, y su gravedad depende del nivel de calor, el tiempo de exposición y la capacidad de adaptación de cada persona. Los daños pueden ir desde una erupción en la piel, calambres musculares y desmayos, hasta situaciones de emergencia que ponen en peligro la vida, como la caída extrema de la presión arterial, agotamiento severo por calor y deshidratación. Si no se tratan a tiempo, estos pueden llevar a un golpe de calor y/o a problemas más graves, como la intoxicación por agua, una condición que afecta a personas activas como corredores, escaladores, militares y trabajadores de la construcción, y que puede causar daño cerebral y muerte”.
Los síntomas de alerta incluyen: fatiga, desorientación, debilidad, pulso rápido, respiración acelerada y una temperatura corporal que supera los 38.5ºC, pudiendo llegar a 40ºC o más, lo que indica la necesidad de atención médica urgente.
La mejor forma de evitar estos problemas es a través de la prevención. Esto incluye mejorar nuestra condición física y aclimatarnos al calor, mantenernos hidratados con agua y bebidas deportivas, tomar descansos frecuentes en lugares frescos, evitar usar demasiada ropa y estar acompañados durante actividades físicas intensas o trabajos en ambientes calurosos. También es importante evitar bebidas con cafeína o alcohol.
En México, existen programas de apoyo para las personas más vulnerables durante las olas de calor. La Secretaría de Bienestar y el DIF Nacional distribuyen agua potable, sueros orales y kits de primeros auxilios en comunidades de bajos recursos.
Adoptando estas precauciones y aprovechando los recursos disponibles, podemos minimizar los riesgos asociados con el calor extremo y disfrutar de un verano seguro y saludable en México. Mantenerse informado y actuar preventivamente es clave para proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos.
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