La detección temprana del cáncer de pulmón sigue representando el mayor desafío, ya que solo el 0.6% de los pacientes se diagnostica en una etapa inicial, mientras que el 65% se diagnostica en fases avanzadas.
El diagnóstico abarca varias fases, que incluyen la evaluación del riesgo, la confirmación del cáncer y la identificación del subtipo específico. Dado que existen diversos subtipos de cáncer de pulmón, cada uno puede reaccionar de manera diferente a los tratamientos disponibles.
Las pruebas de biomarcadores son esenciales, ya que permiten identificar características específicas de las células que pueden detectarse en los tejidos o fluidos corporales, como la sangre. Los biomarcadores del cáncer pueden ser alteraciones en los genes, proteínas o cambios en el sistema inmunológico y pueden proporcionar información pertinente sobre el subtipo de la enfermedad.
Importancia de los biomarcadores en el cáncer de pulmón
No todos los cánceres de pulmón son iguales. La enfermedad se compone de diversos subtipos, que pueden responder de manera diferente a ciertos tratamientos. A través de las pruebas de biomarcadores, los médicos pueden tener una comprensión más detallada del subtipo y las características específicas de cada tumor, lo que facilita una mejor clasificación, pronóstico y selección del tratamiento más adecuado para cada paciente.
El cáncer de pulmón se clasifica en dos categorías principales, según el aspecto de las células tumorales observadas bajo el microscopio: cáncer de pulmón de células no pequeñas y cáncer de pulmón de células pequeñas. Las personas que padecen esta patología pueden tener alteraciones genéticas específicas que se pueden identificar mediante biopsias y análisis moleculares de tejidos.
Para el cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPCNP), existen terapias específicas: ALK,ROS1, NTRK, RET y PD-L1* desarrolladas por la farmacéutica Roche. Estas soluciones de diagnóstico diferencial permiten a los médicos obtener información más completa y precisa, mejorando la toma de decisiones clínicas.
La detección temprana sigue siendo uno de los mayores retos, y en este contexto, las pruebas de biomarcadores juegan un papel fundamental. Estas pruebas permiten identificar características específicas de las células cancerosas, lo que facilita la personalización del tratamiento y mejora las posibilidades de éxito terapéutico.
Infografía: Cortesía
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