Más de la mitad de las mujeres padece al menos una infección en vías urinarias en su vida, con proporción de frecuencia entre mujeres y hombres jóvenes de 30 a 1. De 25% a 35% de las mujeres entre los 20 y los 40 años ha tenido algún episodio de este tipo y en el caso de las mujeres embarazadas, se trata de la complicación médica más frecuente durante la gestación con una prevalencia de 4% a 7%.
Ciertas características de la anatomía femenina —como la vecindad de los orificios de la vagina, la uretra y el ano, así como una uretra de menor longitud— predisponen a estos cuadros que suelen asociarse al inicio de la vida sexual y al embarazo.
Las infecciones urinarias recurrentes se definen como dos episodios infecciosos en seis meses o tres en un año. La recaída representa 20% de las recurrencias y se define como la repetición de una infección urinaria por el mismo microorganismo con un intervalo de tiempo menor a seis semanas con respecto a la primera infección. Se ha detectado que el patógeno oportunista Escherichia coli (E. coli) es el agente que provoca entre 75% y 95% de las infecciones en vías urinarias.
“Actualmente, el tratamiento de primera línea para las infecciones urinarias consiste en antibióticos orales, pero el aumento de la resistencia a los antibióticos está llevando a tasas más altas de recurrencia, y los antibióticos causan daño colateral a otros miembros de la microbiota intestinal, por lo que se han buscado otras alternativas”, señala el equipo de investigadores encabezados por Kathleen O’Connor y Madeleine Morrissette.
El salicilato contenido en los arándanos rojos ha sido identificado como un elemento que podría ser útil en la prevención de recaídas en estas afecciones, gracias a su capacidad de equilibrar la composición de la microbiota intestinal, “agotando” las reservas de las bacterias que provocan infecciones en vías urinarias.
Se cree comúnmente que la incorporación del arándano americano, Vaccinium macrocarpon, en la dieta es útil para reducir la recurrencia de las infecciones urinarias”.
De acuerdo con los resultados del equipo de investigadores del Biocodex Microbiota Institute, —centro de conocimiento que genera información científica sobre la microbiota—, este componente del arándano sería el responsable de reducir la presencia de enterobacterias en la microbiota intestinal.