En el marco del Día Mundial de Linfoma, cánceres que comienzan en los glóbulos blancos (linfocitos), afectando el sistema linfático y el sistema inmune, especialistas buscan concientizar a la población para que los pacientes no lleguen en etapas avanzadas.
Los linfomas se clasifican de manera general en Linfomas Hodgkin y linfoma no Hodgkin. Este último, representa el tercer cáncer más común en hombres y el sexto más frecuente en mujeres en México. De los 60 a 100 tipos diferentes que existen de linfoma, solo el 50% son curables.
El Linfoma de Hodgkin afecta a jóvenes de 20 años, hasta adultos mayores de 60, personas con sistema inmunológico débil o con antecedentes familiares. En México, la Secretaría de Salud registró en 2016, más de 1057 casos.
El diagnóstico de linfoma suele ser un desafío, ya que los síntomas pueden ser imprecisos, como fatiga, fiebre, sudores nocturnos e inflamación de los ganglios linfáticos, misma que se puede observar en otro tipo de padecimiento.
“La mayoría de los pacientes que desarrollan linfoma no necesariamente tienen una condición preexistente. Sin embargo, hay algunos factores que contribuyen, como haber recibido previamente terapia inmunosupresora, pacientes con VIH o infecciones crónicas como la hepatitis C”, explicó el Dr. Sai Pingali, oncólogo hematológico del Hospital Houston Methodist.
Agregó que “el linfoma es un tipo de cáncer que no se puede prevenir, pero se puede detectar en una etapa temprana en algunos casos si se presta atención a cualquier bulto indoloro en el cuello, las axilas o la ingle”.
El linfoma Hodgkin tiene un buen pronóstico, ya que más del 85% de los pacientes entran en remisión con el tratamiento adecuado, aunque existen efectos secundarios a largo plazo. También existen diferentes subtipos de linfoma no Hodgkin. Algunos de ellos, como los linfomas de células B, tienen un buen pronóstico, mientras que otros, como el linfoma de células T, pueden provocar la muerte del paciente en unos meses. Por lo tanto, es muy difícil proporcionar datos exactos sobre la tasa de supervivencia.
Se han identificado previamente casi 100 tipos, algunos de ellos tienen un pronóstico excelente mientras que otros tienen un pronóstico sombrío. Realmente depende del tipo de linfoma que tenga el paciente.
Algunos pacientes no presentan síntomas, son pocos los presentan: sensación de plenitud, pérdida de peso del 10% sin ninguna causa aparente, sudoración profusa, fiebre predominantemente nocturna no justificada, fatiga, falta de aire e incontinencia urinaria, señaló el Dr. Aldo Scherling Ocampo, hematólogo adscrito al Hospital ISSSTE Zaragoza.
Indicó que las pruebas diagnósticas son: biopsia excisional e incisional, estudios de imagen como tomografía axial computarizada, estudios de PET y resonancia magnética. Aseguró que es importante que se tenga conocimiento sobre el tipo de linfoma tiene el paciente para dar tratamiento y saber en qué etapa se encuentra.
Por su parte, el especialista del Hospital Houston Methodist afirmó que en lo que respecta al tratamiento, “en los últimos años se han producido grandes avances en el de linfoma de células B. Actualmente existen terapias con células del receptor de antígeno quimérico T (CAR-T) aprobadas por la FDA que se administran específicamente en pacientes que no han respondido a la quimioterapia. Este tratamiento da esperanza de remisión y mejora de la calidad de vida”.