El asma es una afección crónica causada por la inflamación de las vías respiratorias que afecta a 339 millones de personas en todo el mundo, de los cuales entre el 5 y 10% presentan asma grave. El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) indican que 8.5 millones de mexicanos la padecen con el mismo porcentaje de pacientes con asma grave (entre el 5 y 10%), lo que equivale casi al número de contagios confirmados de COVID-19 en el país durante la pandemia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el asma grave ha causado 417 mil 918 fallecimientos en todo el mundo y ha provocado la pérdida de 24,8 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad. Es importante comentar que los pacientes con asma grave suelen presentar ataques o crisis repetidas, que son la principal causa de hospitalización para estos pacientes y pueden ser fatales.
Los despertares nocturnos por la falta de aire, dolor opresivo en el pecho, ansiedad, tos constante, incapacidad para hablar más que frases cortas debido a la falta de aire, son algunos de los síntomas del asma, los cuales impactan la calidad de vida de los pacientes, señala la doctora Saraid Cerda Reyes, especialista en alergia e inmunología pediátrica.
La especialista comenta que la inflamación de los bronquios va generando cicatrices en ellos, además de que el uso constante de esteroides tiene efectos secundarios como el adelgazamiento de los huesos, sobrepeso o el desarrollo de Síndrome de Cushing.
Los ataques de asma provocan síntomas respiratorios agudos, limitaciones de actividad física y ausentismo laboral, por lo que es importante diagnosticar y controlar la enfermedad para evitar sus diversas complicaciones, especialmente para ayudar a los pacientes a mantener una vida lo más normal posible, indica el doctor José Luis Miguel Reyes, adscrito al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
Muchos pacientes con asma grave además del tratamiento de mantenimiento estándar requieren corticosteroides orales de forma recurrente, ya sea para mantener el control de la enfermedad o como método de rescate durante una crisis; este tipo de tratamientos puede provocar efectos adversos a largo plazo.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) manifestó que los pacientes que padecen asma también son parte del grupo de riesgo que puede tener mayores complicaciones por contraer COVID-19, ya que puede afectarles la nariz, garganta, pulmones (vías respiratorias), causar crisis, y posiblemente derivar en neumonía y enfermedades respiratorias agudas.
Los especialistas recomiendan apegarse a su tratamiento y si bien no es posible eliminar el riesgo de un ataque de asma, es menos probable que lo tengas si tu tratamiento actual mantiene el asma bajo control.
Ante este el problema, recientemente se presentó Benralizumab, un biotecnológico para pacientes adultos con asma grave eosinofílica que no se controlan adecuadamente. Esta terapia es un anticuerpo monoclonal que mejora el control total de la enfermedad al mismo tiempo que disminuye el riesgo a futuro de efectos adversos derivados de la toma continua de esteroides orales.
Este biotecnológico acompaña al tratamiento de primera línea, se administra de manera subcutánea, viene en una jeringa precargada y ha sido aprobado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).