minientrada La salud mental, vital para la reactivación económica

Por Martha Oliva Hernández

Descuidar la salud de los colaboradores y trabajadores durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 puede significar, no solo pérdidas en términos financieros, sino también afectaciones con efectos irreversibles, incremento de estados de angustia o sufrimiento y aumento de  casos de suicidio, señaló Jorge Mérida, psiquiatra por el Instituto Nacional de Neurología y maestro en Ciencias Médicas por la UNAM.

Pasar 24 horas del día en el hogar, los siete días de la semana no es fácil y si a ello le agregamos que el teletrabajo se prolonga más allá de las 8 horas, existe temor de perder el empleo, hay que vigilar las actividades escolares de los hijos y dedicar más tiempo al trabajo doméstico, especialmente en el caso de las mujeres, el desequilibrio emocional es total.

El estrés económico  -refirió el especialista- lo sufren más los hombres por su rol de proveedores y su círculo social más reducirlo, mientras que la mujer tiene un círculo más amplio, por ejemplo con las madres de los compañeros de sus hijos, las vecinas o sus compañeras de trabajo.

Por ello es importante mejorar las practicas de la salud mental, brindar información de calidad y desmitificar el estigma de las enfermedades mentales y del uso de los psicofármacos.

De acuerdo con los datos de la Organización Mundial de Salud (OMS), la salud mental ha tenido y tendrá graves consecuencias en la población mundial, con un posible aumento de suicidios y de trastornos mentales en un futuro, es por ello que se recomienda tanto al sector privado como al público priorizar la atención psicológica en este año que empieza.

Las compañías deberán trabajar de manera efectiva en proporcionar servicios de atención psicológica mediante la creación de programas para los empleados. Se ha visto que a pesar de que los empleadores están interesados en el cumplimiento normativo, en el incremento de la productividad y en la responsabilidad social, lo que falta es vincular estos  tres aspectos, indicó el especialista.

Algunos empleadores desconocen que promover la salud mental y prevenir los factores de riesgo psicosocial ya es una obligación que fiscaliza la Secretaría del Trabajo, a través de la Inspección Federal del Trabajo y que además están obligado a establecer buenas prácticas, enmarcadas en el ámbito de la  responsabilidad social,  a fin de  incrementa la productividad empresarial, sin el menoscabo de los trabajadores.

El también ex director de Bienestar Emocional en el Trabajo de la Secretaría Federal del Trabajo y Previsión Social, apuntó que en 2017 se registraron más de 6,500 casos de suicidio en México, los cuales se concentraron más en varones jóvenes, aunque se sabe que el registro de suicidio tiene un retraso de dos o tres años, de ahí que no haya cifras exactas debido a que los casos no llegan a las instituciones de salud, además de que se oculta el motivo del fallecimiento.

Asimismo, apuntó que el distanciamiento físico, el estrés económico, la pérdida de familiares, la depresión, los trastornos de ansiedad, el  burnout laboral,  denominado también síndrome del quemado o síndrome de quemarse en el trabajo, se suma al consumo de alcohol,  tabaco,  somníferos y  marihuana.

Indicó que lo que deben hacer los empleadores es cumplir con la Norma-035-STPS-2018, Factores de Riesgo Psicosocial en el Trabajo,  con la cual se tienen  las bases para difundir  información,  prevenir  un ambiente laboral riesgoso y facilitar el acceso a la atención médica de los trabajadores porque la situación es crítica, debido a que de cinco pacientes, solamente uno va a recibir atención de salud mental, sin mencionar que en México solo existen 3.6 psiquiatras por cada 100, 000 habitantes, mientras que en Argentina hay 13 especialistas por cada 100, 000 habitantes.

De acuerdo con datos de la Encuesta de Salud Mental, un paciente tarda entre cuatro y cinco años en recibir atención médica relacionada con la salud mental. Aseguró que la estructura social dificulta la atención de estos pacientes.

Puntualizó que son tres elementos sociales que influyen en el difícil acceso a la atención médica: el factor cultural relacionado con el estigma que se tiene de las enfermedades mentales, la falta de estructura de los centros de atención mental y la centralización de psiquiatras en nuestro país, los cuales se concentran en la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, mientras que hay estados como Chiapas y Tlaxcala en donde no hay este tipo de especialistas.

Aseguró que las enfermedades mentales se  pueden atenderse de manera eficaz, con un equilibrio entre trabajo y familia, porque su retraso puede generar discapacidad e indicó que la pandemia nos está orillando a hacer cambios drásticos  en la atención mental y si no nos abrimos a este tema no vamos a poder avanzar  en este trance pandémico, porque sin salud mental no hay salud.

 

 

 

 

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