De acuerdo con estudios recientemente publicados, los pacientes graves de COVID-19 agudo tras haber sido hospitalizados y posteriormente recuperados, continúan manifestando malestares, afectación en los diferentes órganos, con consecuencias incapacitantes o hasta fatales, semanas o meses después del alta hospitalaria.
Esto representa un riesgo de que las secuelas del COVID-19 agudo duren más que la pandemia, de no tener un manejo adecuado. Por ello, médicos de diferentes especialidades hicieron un llamado urgente para que se haga seguimiento a estos pacientes y a establecer una estrategia clara que permita hacer frente a este problema llamado síndrome post COVID-19, que puede convertirse en una crisis de salud pública.
“El COVID-19 no finaliza cuando los síntomas de la enfermedad aguda desaparecen. La evidencia científica y clínica que se tiene al momento, señala que hasta el 80% de quienes padecieron la enfermedad presenta alguna secuela. Ahora conocemos que se trata de una enfermedad de múltiples órganos con un amplio espectro de manifestaciones y las consecuencias se agudizan de acuerdo con la gravedad de la infección. Por ello es fundamental dar seguimiento puntual y prepararnos para dar una atención humanizada y digna para los pacientes que han padecido la versión grave de la enfermedad”, señaló el Dr. José Luis Poo Ramírez, médico internista y director fundador de Amigos del Hígado A.C.
Agregó el doctor Poo que “hay varios pendientes que pueden detonar una nueva crisis: los hospitales que se transformaron y acondicionaron para la atención de enfermos durante la pandemia, no siempre dan seguimiento a los pacientes, ni hay consulta subsecuente. Por otro lado, muchos (de los pacientes) no regresan a su Unidad médica a tiempo. Esto puede devenir en un problema mayor, ya que entre 20-25% de quienes tuvieron COVID grave necesitan hospitalización y hasta un 15% pueden morir de los primeros 30 días después del alta hospitalaria. Lo ideal sería que los pacientes post COVID graves sean atendidos en centros multidisciplinarios, para dar asesoría en alimentación, fisioterapia y salud mental”.
Un estudio publicado por The Lancet al inicio de este año, señala que las secuelas por COVID-19 pueden persistir hasta seis meses después de que las personas hayan sido infectadas. Los resultados arrojaron que el 76% de los pacientes presentó algún nuevo síntoma; 66% fatiga y dolor muscular; 26% trastornos del sueño y 23% ansiedad o depresión. En tanto Nature, en su más reciente publicación de estudios de seguimiento a 4 y 6 meses muestran crecientes efectos persistentes y prolongados después del COVID-19 agudo.
Por su parte, BMJ publicó un estudio con seguimiento a 140 días, en 47,780 pacientes, en donde se encontró que 14,060 de ellos fueron re-admitidos en el hospital, y murieron después de su alta 5,875 pacientes, (más de 1 de cada 10), cifras 4 y 8 veces mayor que en el grupo control.
Para hablar y pensar en COVID-19, como un padecimiento no solo agudo, sino que debe haber un enfoque específico de seguimiento y manejo a largo plazo, el próximo 26 de mayo, se llevará a cabo un conversatorio con especialistas en neumología, medicina interna, psiquiatría, en economía de la salud, para abordar de forma integral, una discusión reflexiva y disruptiva sobre este tema.
“En este espacio buscaremos generar el mensaje de que el paciente deje de ser paciente-víctima y se convierta en proactivo. Por otro lado, queremos llegar a todos los médicos que sean más empáticos y que les transmiten información adecuada y oportuna a sus pacientes; y por otro lado, llamar a aquellos médicos que aún no humanizan su atención, a que puedan ser sensibles a las necesidades de las personas a las que atienden…”, finalizó el doctor.
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