La enfermedad por hígado graso no alcohólico es un problema de salud pública, ya que afecta a prácticamente un tercio de la población mundial y México es uno de los países cuya población reúne varios factores de riesgo para esta enfermedad y su prevalencia podría superar el 50%.
La doctora Nayelli Cointa Flores García, de la Clínica de Hígado del Departamento de Gastroenterología del INCMNSZ, apuntó que hasta hace algunos años la hepatitis era la principal causa de cáncer hepático, ahora es el hígado graso y aseguró que más de la mitad de los hígados susceptibles de ser trasplantados están tan grasos que no se pueden trasplantar.
“Muchas enfermedades que padece la población mexicana –como sobrepeso, diabetes e hipertensión– no han sido atendidas de la manera adecuada debido a la crisis sanitaria mundial”, agregó la doctora Graciela Castro, vicepresidenta de la Asociación Latinoamericana para el Estudio del Hígado (ALEH).
El doctor Marco Lira, presidente de la Asociación Mexicana de Gastroenterología, refirió que no solamente la personas obesas tienen hígado graso, también las personas delgadas, las cuales tienen una carga más alta de mortalidad.
Así como pasa con otras enfermedades crónico-degenerativas, el hígado graso no presenta síntomas en sus etapas iniciales por lo que la doctora Castro alertó sobre la importancia de diagnosticar y tratar a tiempo esta enfermedad “que tiene relación con los altos índices de obesidad, hipertensión y diabetes, padecimientos que se han incrementado debido al sedentarismo que originó la pandemia”.
El gran peligro que representa la esteatosis hepática radica en que es un padecimiento silencioso –como la hipertensión y los males cardiovasculares– que, de no ser diagnosticado oportunamente, puede evolucionar hacia cirrosis, fibrosis y cáncer de hígado.
¿Quiénes están en riesgo?
Cualquier persona puede desarrollar hígado graso alertó por su parte el doctor Jonathan Aguirre, médico especialista en hepatología y gastroenterología: “La mayoría de las personas que padecen hígado graso no tienen síntomas y se diagnostican incidentalmente”, refirió.
“Debemos reiterar que existen ciertos grupos de población con mayor riesgo, las personas que viven con síndrome metabólico. El problema de tener esteatosis hepática es el potencial riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, cáncer y cirrosis hepática a largo plazo”, advirtió el especialista.
La edad es un factor de riesgo, entre mayor edad mayor prevalencia, pero esta condición se presenta en adultos, jóvenes e incluso en niños debido principalmente al aumento en la prevalencia de enfermedades metabólicas y a los cambios en los hábitos alimenticios hacia una dieta con mayor contenido de grasas saturadas y azúcar y al sedentarismo.
En su oportunidad, Astrid Ruiz, licenciada en nutrición, integrante del comité científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (Fundhepa), agregó que “la prevalencia a nivel mundial del hígado graso es elevada y actualmente representa la enfermedad hepática crónica más frecuente en los países occidentales”.
En nuestro país el Consenso Mexicano de la Enfermedad por Hígado Graso no Alcohólico estima que más del 50% de los adultos pueden padecer esta enfermedad.
Los factores de riesgo más comunes para padecer hígado graso no alcohólico son:
- Tener sobrepeso, expresado por un Índice de Masa Corporal (IMC) de 25 a 30
- Tener obesidad expresada por un IMC mayor a 30
- Tener diabetes mellitus tipo 2
- Tener resistencia a la insulina
- Tener altos niveles de triglicéridos y/o colesterol en la sangre
- Tener combinación de obesidad, diabetes, dislipidemia, hipertensión arterial (síndrome metabólico)
- Llevar una vida sedentaria
- Tener una mala alimentación, rica en grasas saturadas y azúcar
- Tener una predisposición genética a desarrollar la enfermedad
Por su parte Viviana Linares, directora General de Fundación Sanfer, aseguró que “el compromiso de nuestra fundación obedece a fomentar la salud y proteger la calidad de vida de los pacientes mexicanos, por ello, acciones como esta iniciativa apuntan a prevenir mayores consecuencias gracias al diagnóstico temprano acompañado de médicos especialistas”.
Los especialistas recomendaron una dieta balanceada, que incluya vegetales, alimentos con granos enteros, bajo consumo de azúcares simples y de grasas saturadas, así como practicar ejercicio regularmente además de buscar la disminución de peso en caso de obesidad para disminuir el riesgo de padecer hígado graso y otras enfermedades cardiovasculares.
En este sentido, el Licenciado en Nutrición, Héctor Manuel Talango de la Asociación Mexicana de Nutriología recomendó una dieta rica en alimentos estratégicos mexicanos como la espinaca, la chía, el amaranto. Preferir la dieta de la milpa con verduras y leguminosas.