El corazón es un órgano vital que promueve latidos constantes y rítmicos para bombear la sangre de manera que circule por todo el cuerpo. El órgano está formado por zonas huecas, con dos cavidades que reciben la sangre (aurículas) y dos cavidades de bombeo (ventrículos). Estas estructuras necesitan pulsar armoniosamente para que la sangre se transporte correctamente.
Cualquier enfermedad congénita, la pérdida de la función de contracción del corazón, daños en el músculo cardíaco y en las válvulas del corazón, la obstrucción de las arterias coronarias y otras complicaciones desencadenan graves enfermedades cardiovasculares.
“Las enfermedades cardiovasculares son preocupantes, ya que representan la principal causa de muerte en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 17.9 millones de personas fueron víctimas fatales de estas enfermedades en 2016, lo que equivale al 31% de todas las muertes registradas en ese período en el mundo”, citó la Dra. Fernanda Nuñez, Gerente Médica en Bayer.
En México, de acuerdo con cifras del INEGI, las muertes por enfermedades del corazón incrementaron de 2019 a 2020 en cerca del 40%, posicionándose como la primera causa de decesos en el país, aún por encima del mismo COVID-19.
El infarto agudo de miocardio o ataque cardíaco es una de las emergencias médicas de mayor incidencia de las enfermedades cardiovasculares, que tienen lugar cuando el corazón presenta una obstrucción total del flujo sanguíneo en la arteria coronaria, pudiendo ocasionar la muerte. El infarto es causado por la presencia de placas de grasa en la arteria coronaria, o sea, debido a la enfermedad arteriosclerosis.
La arteriosclerosis se caracteriza por la formación de placas de grasa en las paredes de las arterias. Esto puede ocurrir en las arterias del corazón o de otros lugares del cuerpo, como en los miembros inferiores y en el cerebro, de forma difusa o localizada. Las placas de grasa provocan el estrechamiento y el endurecimiento de las arterias afectadas por la enfermedad.
Arritmias cardíacas
El corazón funciona como si estuviera tocando una música, siguiendo un compás saludable. Cuando los músculos cardíacos presentan contracciones rápidas e irregulares, el corazón pasa a actuar como un instrumento con pulsaciones fuera de ritmo.
La fibrilación auricular representa un tipo específico de arritmia cardíaca que se caracteriza por impulsos eléctricos irregulares, promoviendo un disturbio en la frecuencia cardíaca de la persona.
La fibrilación auricular dificulta el bombeo de la sangre y colabora en la formación de coágulos sanguíneos en las aurículas y los ventrículos. Y es justamente allí donde está el mayor peligro porque los coágulos pueden desplazarse y bloquear las arterias en otras partes del cuerpo, representando un gran riesgo para el desarrollo de complicaciones cardiovasculares. Entre los ejemplos, los coágulos pueden perjudicar los vasos cerebrales, causando un Accidente Cerebrovascular (ACV).
Para el tratamiento de la fibrilación auricular, se puede prescribir el uso de medicamentos antiarrítmicos para controlar la arritmia y de anticoagulantes, que evitan la formación de coágulos de sangre peligrosos.
También es importante evitar el consumo excesivo de bebidas alcohólicas. Un estudio reciente realizado en la Universidad de California, en los Estados Unidos, demostró que la ingestión de bebidas alcohólicas actúa como desencadenante de episodios de fibrilación auricular en pacientes con antecedentes de la enfermedad. Solo una bebida duplicaba las posibilidades de fibrilación dentro de las cuatro horas posteriores al consumo.
El envejecimiento y otros factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, la obesidad y el hábito de fumar también están relacionados con el desarrollo de fibrilación auricular. Por otro lado, la adopción de una dieta equilibrada, el control de peso y hábitos saludables como la práctica de deportes colaboran para proteger el corazón de estos males.
Un estudio llevado a cabo en Noruega con pacientes mayores de 70 años diagnosticados con fibrilación auricular evaluó los beneficios de la actividad física para el corazón. “El trabajo constata que las personas con fibrilación auricular que realizan ejercicios viven más que las que presentan el mismo problema, pero son sedentarias. No obstante, antes de iniciar cualquier entrenamiento físico, es importante buscar evaluación y tratamiento médico.
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