A principio de los años 90, la mortalidad por cáncer a nivel global era 23% más alta que el día hoy; sin embargo, gracias a los avances científicos que se han venido desarrollando en las últimas décadas y que han generado un cambio en el abordaje y tratamiento de este padecimiento, actualmente las posibilidades de que un paciente con esta enfermedad viva cinco años o más han aumentado 39%. Tan solo entre 1988 y el 2000 las nuevas terapias han salvado 23 millones de años de vida.
Una de las corrientes terapéuticas que se ha convertido en un hito en el tratamiento para esta enfermedad es la inmunoterapia, la cual activa el sistema inmunológico de los pacientes para reconocer y atacar la neoplasia, lo que genera menos efectos secundarios que la quimioterapia, la radiación y otras terapias. Si bien esta tecnología es un avance significativo en la lucha contra el cáncer, sólo funciona con algunos tipos de cáncer y sólo en un subconjunto de pacientes.
Este tratamiento es resultado de la investigación financiada por Bristol Myers Squibb (BMS) en alianza con el Dr. James P. Allison, director ejecutivo de la plataforma de inmunoterapia del MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, Estados Unidos, quien junto con el Dr. Tasuku Honjo, de la Universidad de Kioto, Japón, se hicieron acreedores al Premio Nobel de Fisiología/Medicina 2018.
De esta manera, a 10 años de su aprobación en Estados Unidos, la inmunoterapia ha ayudado a que cerca de un 30% de pacientes oncológicos a nivel mundial, con diversos tipos de tumores e indicaciones en etapa metastásica sometidos a este tratamiento estén vivos a largo plazo.
Aunque para algunos pudiese ser una cifra conservadora, el número de pacientes que se benefician gracias a los nuevos tratamientos es significativo, más si considera que, por ejemplo, en México cada año más de 195 mil personas reciben un diagnóstico de cáncer.
Sandra Ramírez, gerente General de Bristol Myers Squibb para este país y Colombia, expresó que “gracias a científicos, como el Dr. Allison, se están explorando nuevas fronteras en el futuro de la medicina personalizada, logrado mejorar la prevención, el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de algunos de los tumores más frecuentes, alcanzando cifras de supervivencia que eran impensables hace unos años”.
De acuerdo con la Dra. Nora Sobrevilla, experta en cáncer genitourinario y melanoma, estas novedosas terapias se diferencian de los métodos preexistentes de abordaje del cáncer, pues permiten activar la respuesta inmunológica del paciente para atacar directamente las células cancerígenas.
“La idea crucial de la inmunoterapia –explicó- consiste en bloquear una proteína que actúa como un freno en la activación de las células T, las cuales son una especie de células inmunes cuyo principal propósito es identificar y matar a patógenos invasores o células infectadas, logrando así que éstas combatan el cáncer. Este avance condujo al desarrollo del primer fármaco que permite extender la supervivencia de pacientes con melanoma en etapa tardía a tres años, e incluso muchos viven durante 10 años o más”.
La investigación posterior ha extendido este enfoque a nuevos objetivos reguladores inmunitarios para no solo tratar melanoma, sino también otros tumores de cabeza y cuello, pulmón, riñón, vejiga, estómago, hígado, cuello uterino, colorrectal y linfoma de Hodgkin en diversos estadios o etapas de la enfermedad, por lo que se continúan realizando ensayos clínicos en estos campos.