En 2020, casi 23 millones de niños no recibieron las vacunas infantiles básicas administradas a través de los servicios de salud habituales a nivel global, la cifra más elevada desde 2009 y 3.7 millones más que en 2019. Esto a causa de las restricciones de movilidad como respuesta a la pandemia actual, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este fenómeno es un retroceso importante en la salud infantil global, considerando que en el mundo actual la vacunación es una de las medidas de salud pública más costo-efectivas, ya que reduce de forma significativa la morbilidad y mortalidad asociadas a diversas enfermedades infecciosas, especialmente en los niños.
Por ejemplo, la inmunización de menores frente a enfermedades graves como la difteria, tos ferina, tétanos, poliomielitis, haemophilus influenzae tipo B y Hepatitis B evitan de 2 a 3 millones de muertes y evitan la discapacidad de 750,000 niños cada año a nivel mundial.
Específicamente, se estima que las coberturas de vacunación para enfermedades como la difteria, tosferina y tétanos fueron del 76.7%, lo que representa una reducción del 7.7%. Esta situación los deja en riesgo de contraer enfermedades que pudieran ser prevenibles.
Una manera de mantener los esquemas de vacunación infantil actualizados es a través del uso de vacunas combinadas, es decir, de vacunas que contienen antígenos de dos o más microorganismos.
Estas vacunas representan un mejor costo-beneficio que la aplicación de vacunas monovalentes, ya que mejoran la logística y los tiempos de aplicación de los médicos.
Además, al disminuir el número de inyecciones, reducen el número de visitas a los centros de vacunación y proporcionan un mayor confort a los niños. Por otra parte, su uso simplifica su manejo, transporte y almacenamiento.
El Dr. César Martínez Longoria, pediatra infectólogo y profesor clínico del Hospital San José TecSalud del Tecnológico de Monterrey, comentó que “en México, la Cartilla Nacional de Vacunación incluye la vacuna hexavalente, la cual ofrece protección contra la hepatitis B, difteria, tétanos, tos ferina, haemophilus influenzae tipo B y poliomielitis. Conforme al Esquema Nacional de Vacunación, todos los niños deben recibir la vacuna hexavalente a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad. Una vez aplicadas todas las dosis, se obtiene 98% de eficiencia en la protección de las enfermedades”.
Durante 2020, casi 454,000 menores no recibieron vacunas básicas en México, por lo que es importante que los padres de familia actualicen el esquema de vacunación de sus hijos aún durante la cuarta ola de la pandemia, esto con el fin de protegerlos contra enfermedades que pudieran ser devastadoras.
Si bien esta situación ha causado retrasos en la aplicación de las vacunas, es necesario recalcar que los intervalos superiores a los recomendados entre dosis no disminuyen la respuesta inmune, por lo tanto, es primordial completar la serie primara o los refuerzos con las dosis pendientes para que los menores quede correctamente vacunados y protegidos.
Por su parte, el Dr. Daniel Gregory López Rodríguez, gerente médico en Sanofi Pasteur México, agregó que. “A pesar de que la cuarta ola de COVID-19 mantiene al alza los contagios, es crucial que continúen las actividades de vacunación para los niños y así evitar que los sistemas de salud tengan que enfrentar la carga adicional que podrían provocar los brotes de enfermedades prevenibles. Las vacunas salvan más de cinco vidas cada minuto, de modo que, ya antes de la llegada del COVID-19, han evitado hasta tres millones de muertes al año”.