Los pacientes con cáncer de mama positivos para el receptor del factor 2 de crecimiento epidérmico humano (HER2) que tienen enfermedad residual invasiva posterior al tratamiento neoadyuvante, tienen un mayor riesgo de recurrencia de cáncer de mama y muerte que aquellos con una respuesta completa.
En la búsqueda de mejorar su pronóstico se realizó un estudio clínico a gran escala llamado KATHERINE que mostró eficacia en pacientes con enfermedad residual invasiva en mama y/o ganglios.
La enfermedad residual es la presencia de células cancerígenas que resistieron al tratamiento neoadyuvante con terapia antiHER2 más quimioterapia, es decir, representa una resistencia parcial del tumor al tratamiento. Este tipo de células pueden permanecer tanto en la glándula mamaria, como en los ganglios linfáticos axilares.
Estudios reportan que entre un 36.4% a un 60.7% de pacientes que reciben tratamiento neoadyuvante contra el receptor HER2, en conjunto con quimioterapia, presentan una enfermedad residual invasiva.
Dicho esto, durante las cirugías y tratamientos, los médicos remueven todo el cáncer visible y palpable, pero es posible que pequeños grupos de células permanezcan después del procedimiento, sobreviviendo a la quimioterapia y a la radiación. El riesgo de la presencia de este pequeño grupo de células cancerígenas es que a futuro pueden multiplicarse y convertirse en un tumor.
De acuerdo con la Gaceta Médica de Oncología, existen factores responsables de la recurrencia de este padecimiento como la edad de la paciente, el tamaño tumoral, el estado ganglionar axilar, el grado de diferenciación e invasión vascular y/o linfática.
Sin embargo, para contrarrestar el riesgo de la recurrencia en las pacientes con enfermedad residual, se ha avanzado en el desarrollo de terapias innovadoras, logrando un impacto positivo en las personas con esta afección, lo cual se comprobó gracias a los resultados que arrojó el estudio KATHERINE.
El estudio KATHERINE comparó y evaluó el beneficio del uso de un anticuerpo monoclonal conjugado con quimioterapia por 14 ciclos después del tratamiento neoadyuvante y la cirugía. Las mujeres participantes presentaron una reducción del 50% del riesgo de recurrencia de la enfermedad y de muerte, en comparación con las que recibieron el tratamiento habitual.