Las articulaciones temporomandibulares conectan al maxilar con el cráneo y sirven como bisagras corredizas que permiten mover la mandíbula hacia arriba, hacia abajo, hacia un lado y hacia el otro a fin de poder hablar, masticar y bostezar. Estas articulaciones y los músculos fuertes que las rodean pueden inflamarse o dañarse debido a varios trastornos, entre ellos, el rechinamiento de los dientes, afección también conocida como bruxismo.

Las personas suelen apretar los dientes de forma inconsciente cuando están despiertas o rechinarlos y apretarlos mientras duermen, lo que ocasiona que el músculo se inflame y cause dolor, sin embargo esto no significa que haya daño en la articulación.

Cuando el rechinido de los dientes está relacionado con un trastorno del sueño, se puede utilizar una férula o un protector bucal que ayude a evitar los daños dentales.

 

Este tipo de dolor generalmente se alivia con medidas de autocuidado, con el uso de analgésicos de venta libre o aplicando hielo o calor húmedo sobre ese lado de la cara. No obstante, cuando el dolor es severo o dura un tiempo prolongado, puede haber inflamación y cambios degenerativos en la articulación misma y es señal de que se debe consultar a un médico especialista en cirugía oral  para evaluar el problema y explorar alternativas de tratamiento, como el uso de corticoesteroides directo en la articulación o hacer fisioterapia. “Cuando el daño ya está en los huesos o en los discos de la articulación puede ser necesario un procedimiento quirúrgico para tratarlo, sin embargo, la cirugía es rara y, normalmente, innecesaria porque el dolor de la articulación temporomandibular suele aliviarse con tratamientos menos invasivos”, asegura el Dr. Jonathan Fillmore, especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

En algunos casos, por ejemplo, cambiar el comportamiento mediante la relajación o el reposicionamiento de la boca y la mandíbula puede mejorar el rechinamiento de los dientes. El estrés de la vida diaria suele relacionarse con el rechinamiento de los dientes durante el día, por lo que es importante romper esa conexión, para ello pueden ayudar las técnicas para reversión de hábitos, como fijar alarmas o recordatorios regulares para recordar que hay que relajar la mandíbula y separar los dientes. Otro medio de reversión de hábitos implica fijar pistas visuales por la casa o el lugar de trabajo para recordar que hay que relajar la mandíbula y separar los dientes.

La fisioterapia puede ayudar a reducir el dolor, a través del reforzamiento y del estiramiento de los músculos mandibulares.

En condiciones normales, el único momento en que los dientes deben entrar en contacto es para masticar.