De acuerdo con cifras recientes de la OMS, actualmente entre 400 a 600 millones de personas en todo el mundo padecen un tipo de alergia y se estima que para el año 2050, la mitad de la población mundial sufrirá alguna.
Mientras que en México, la Secretaría de Salud estima una prevalencia del 40 por ciento en la población afectada, específicamente los menores de edad. Un estudio publicado por la Red Mexicana de Aerobiología, descubrió que la contaminación ambiental y las altas concentraciones de pólenes en el ambiente influyen de manera determinante en el origen y evolución de enfermedades alérgicas.
Sin embargo, los alérgenos de interiores como polvo, hongos, caspa de mascotas y ácaros causan reacciones alérgicas con más frecuencia (90.3%) que los detonantes de exteriores.
“Para desarrollar una alergia se requiere de una exposición inicial al alérgeno; por ejemplo, muchas especies de plantas y árboles producen polen con proteínas altamente alergénicas que pueden irritar y romper las barreras de la mucosa epitelial en el tracto respiratorio”, explicó el doctor Carlos Vázquez Vela, durante su ponencia efectuada en el marco del Día Mundial de las Alergias, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene como objetivo concientizar a la población sobre de la importancia de educar sobre las enfermedades alérgicas.
“Tras la exposición a alérgenos, los linfocitos B del sistema inmunitario generan anticuerpos IgE que circulan en la sangre y se unen a receptores de IgE en los mastocitos liberando histamina y otros mediadores inflamatorios en los tejidos locales. La histamina inicia rápidamente una vasodilatación local, lo que provoca edema e irritación en el sitio de contacto. Clínicamente, esto desencadena los estornudos, la secreción nasal y los ojos llorosos que son característicos de una reacción alérgica”, añadió el especialista.
Cabe destacar que, además de que la rinitis alérgica afecta ojos, senos paranasales, oído medio, la nasofaringe y las vías respiratorias inferiores, origina congestión nasal. Hasta 6 de cada 10 adultos lo reporta como el síntoma más común y molesto, y 52% de los niños entre 4 a 17 años dice experimentarlo todos los días.
Las consecuencias de tener la nariz tapada se extienden más allá de los inconvenientes físicos, ya que reduce la calidad de vida e interfiere, entre otras cosas, con el desempeño adecuado de las actividades diarias.
Adicionalmente, durante el verano, el calor promueve aumento en la dispersión de alérgenos, como esporas de hongos y polen, incrementando las reacciones alérgicas.
Además, hay proliferación de contaminantes derivados de hidrocarburos en el ambiente que irritan las membranas de las mucosas respiratorias agravando los síntomas de alergias respiratorias como la rinitis alérgica.
Tratamiento y su impacto en la calidad de vida La importancia de un tratamiento adecuado y efectivo, radica en que la rinitis es la enfermedad alérgica más frecuente en el mundo y cada vez aumenta su prevalencia.
Se considera que a nivel mundial afecta a entre 30 y 40 % de la población, mientras en México la cifra oscila entre 25 y 35%, de acuerdo con datos de la UNAM. Sin embargo, el número de personas que busca tratamiento es bajo, menos del 2% de acuerdo con la Secretaría de Salud.
“Hay muchos grados de severidad de la rinitis alérgica, y probablemente quienes tienen una fase leve no se percatan de que están enfermos y no buscan un tratamiento específico; no obstante, si la rinitis alérgica no es tratada, o se atiende de manera equivocada, puede complicarse y ocasionar asma, conjuntivitis alérgica, sinusitis, otitis media serosa, apnea de sueño y dermatitis atópica”, añadió.
Adicionalmente, estudios señalan que los problemas de calidad de vida asociados con la rinitis incluyen además de trastornos del sueño, somnolencia y fatiga durante el día, irritabilidad, depresión, deterioro del funcionamiento físico y social y déficit de atención, aprendizaje y memoria, e incluso están asociados a los síndromes de ansiedad/estado de ánimo.
Entre el 35% y el 50% de los adultos informan que las alergias nasales tienen al menos un efecto moderado en su vida diaria. Además de las medidas de prevención y control ambiental para prevenir las reacciones alérgicas, la administración de antihistamínicos de segunda generación, como Fexofenadina, ofrecen un control rápido eficaz para los principales síntomas de la rinitis alérgica, sin efectos secundarios como somnolencia, o interferencia con las habilidades cognitivas y motoras, a diferencia de los antihistamínicos de primera generación.