El cáncer de próstata es la primera causa de enfermedad y muerte en México, a nivel mundial es la segunda causa de cáncer y la quinta causa de muerte masculina, según el Global Cancer Observatory (GCO) y es esencial tomar medidas para abordar este problema de salud.
A partir de los 40 años, los hombres deben acudir anualmente a revisión, sobre todo para quienes presentan antecedentes familiares de cáncer. Con este panorama, la revisión para una detección temprana es de suma importancia, ya que existe un 98 % de sobrevivencia en pacientes que son detectados durante etapas tempranas, pero, por el contrario, a quiénes el padecimiento les fue detectado en etapas posteriores, el porcentaje de sobrevivencia se reduce drásticamente a un 30 %, explica el Dr. Humberto Bautista Rodríguez, Piscooncólogo y Vocero de PiSA Farmacéutica.
Datos de la Secretaría de Salud mencionan que anualmente en México son detectados más de 25 mil casos y lamentablemente, más de 7 mil 500 personas pierden la vida por esta causa. En este sentido, el 65 % de todos los cánceres de próstata fueron diagnosticados en varones mayores de 65 años.
A pesar de que la posibilidad de adquirir esta enfermedad aumenta conforme el nivel del antígeno prostático específico suba, no existe un valor determinado o establecido que indique con certeza si un varón tiene o no tiene este padecimiento, por lo que el valor estandarizado para sugerir resultados normales es un valor menor a los 0.4 nanogramos por mililitro (ng/ml) y conforme a esto, el rango de resultados según la Clínica Mayo (2023) por edades es el siguiente:
- De los 40 a los 49 años: 0 a 2.5 ng/ml
- De los 50 a los 59 años: 0 a 3.5 ng/ml
- De los 60 a los 69 años: 0 a 4.5 ng/ml
- De los 70 a los 79 años: 0 a 6.5 ng/ml
La detección temprana aumenta las posibilidades de un tratamiento exitoso y la supervivencia a largo plazo, aunque la mayoría de los hombres no presentan ningún síntoma, la Food and Drugs Administration (FDA) de los Estados Unidos de Norteamérica hace un recuento de los síntomas:
- Dificultad para comenzar a orinar.
- Flujo de orina débil o interrumpido.
- Micción con frecuencia, especialmente por la noche.
- Dificultad para vaciar la vejiga por completo.
- Dolor o ardor al orinar.
- Sangre en la orina o en el semen.
- Dolor persistente en la espalda, las caderas o la pelvis.
- Dolor al eyacular.
A partir de esta lista, existen algunos métodos implementados para la detección -temprana- a través de diferentes pruebas:
- Análisis de sangre del Antígeno Prostático Específico (PSA).
- La exploración clínica de próstata (tacto rectal), lo que puede ser crucial para la identificación precoz del cáncer de próstata.
- La ecografía, que es una sonda pequeña introducida por el recto.
- Resonancia Magnética (IRM).
- Biopsia (Bx) por aguja fina que se inserta en la próstata para la recolección de tejido.
Para determinar el grado de diferenciación celular en el cáncer de próstata, se utiliza el sistema de Puntuación Gleason, el cual, se obtiene mediante una biopsia con una o más muestras de tejido que es examinado con la ayuda de un microscopio. La mayoría de los cánceres de próstata muestran diferentes grados a nivel celular, por lo que se suman las dos puntuaciones más comunes.
Esta puntuación indica que tan normales o anormales se ven las células, es decir, entre los valores 1 a 6 significa que las células se pueden distinguir fácilmente entre unas y otras, siendo el resultado esperado y llamándolo “diferenciado”, en cambio ante una puntuación de 7 las células tienen un aspecto un poco similar al de las células sanas, denominándolo “moderadamente diferenciadas”, pero ya ante una puntuación de 8, 9 o 10, especifica que las células tienen un aspecto muy diferente al de las células sanas y no se logran distinguir entre éstas, denominándose así “poco diferenciadas o indiferenciadas”.
Una vez que ha sido detectado el cáncer, el Dr. Bautista Rodríguez expone que existen cuatro tipos de estadios clínicos que indican la diseminación de la enfermedad:
- Estadio I: Estadio inicial que normalmente tiene un crecimiento lento y donde el tumor no se puede palpar y comprende la mitad de un lado de la próstata e incluso, menos que eso, obteniendo niveles bajos de PSA con la aparición de células cancerosas que parecen células sanas.
- Estadio II: El cáncer es pequeño, pero se corre el riesgo de un mayor crecimiento y propagación, mostrándose una diferenciación en esta etapa:
- E IIA: El tumor no se puede palpar y comprende la mitad de un lado de la próstata o incluso menos que eso. Los niveles de PSA son medios y las células cancerosas están bien diferenciadas. Este estadio también incluye tumores más grandes que se encuentran solo en la próstata, siempre que las células cancerosas sigan estando bien diferenciadas.
- E IIB: El tumor se encuentra solo dentro de la próstata y puede ser lo suficientemente grande para palparse durante un tacto rectal. El nivel del PSA es medio. Las células cancerosas están moderadamente diferenciadas.
- E IIC: El tumor se encuentra solo dentro de la próstata y puede ser lo suficientemente grande para palparse durante un tacto rectal. El nivel del PSA es medio. Las células cancerosas pueden estar moderadamente o mal diferenciadas.
- Estadio III: Los niveles de PSA son altos y el tumor está creciendo o el cáncer ya es de grado alto. Estos signos indican que la patología ya está localmente avanzada y que es propenso a crecer y a diseminarse. La diferenciación de esta etapa es la siguiente:
- E IIIA: El cáncer se diseminó más allá de la capa externa de la próstata hacia los tejidos adyacentes. Es posible que también se haya diseminado a las vesículas seminales y el nivel del PSA es alto.
- E IIIB: El tumor ha crecido fuera de la glándula prostática y puede haber invadido las estructuras cercanas como la vejiga o el recto.
- E IIIC: Las células cancerosas del tumor están escasamente diferenciadas, lo que significa que se ven muy diferentes de las células sanas.
- Estadio IV: El cáncer se ha diseminado fuera de la próstata:
- E IVA: La diseminación ya ocurrió hacia los ganglios linfáticos regionales.
- E IVB: La diseminación ya ocurrió hacia los ganglios linfáticos distantes y a otras partes del cuerpo e incluso a los huesos.
En cuanto a tratamientos se refiere, existen diferentes opciones que se utilizan para enfrentar la enfermedad, por ejemplo:
- Cirugía.
- Prostatectomía radical (a cielo abierto).
- Prostatectomía robótica o laparoscópica.
- Orquiectomía bilateral.
Sin embargo, el cáncer es una enfermedad agresiva, por ende, algunos tratamientos también pueden llegar a serlo durante esta batalla que libran los pacientes y pueden traer consigo algunos efectos secundarios como:
- Síndrome de Lisis Tumoral.
- Disfunción eréctil.
- Pérdida del deseo sexual.
- Depresión.
- Pérdida de masa muscular, por mencionar algunos.
La renuencia para asistir a una revisión médica se traduce en un 70 % de hombres que temen les sea confirmado un diagnóstico positivo, un 60 % evita ir por una falsa creencia de la disminución de masculinidad, otro 50 % no acude por desconocimiento de los síntomas y, por otro lado, el 22 % de los hombres piensa en obtener un tratamiento alternativo.
En contraste con esa mayoría de hombres que no obtienen atención médica oportuna, cabe destacar que también existe un 70 % de hombres qué al padecer cáncer de próstata en etapas avanzadas, experimenten metástasis ósea, siendo su localización más frecuente en la columna vertebral, cadera, fémur, húmero, costillas y cráneo, produciendo fracturas y dolor, empeorando el pronóstico de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes.
Psicológicamente, los pacientes con cáncer no padecen enfermedades mentales per se, ya que son personas -mentalmente- estables, pero al padecer una enfermedad crónica, los tratamientos contra la misma desarrollan un estado vulnerable a nivel emocional, llegando a verse sobrepasados por el impacto anímico y físico que genera el cáncer y su tratamiento. Es por ello, que la incidencia de trastornos psiquiátricos y psicológicos oscila en un 47 % de forma general y es un porcentaje similar para los pacientes que padecen cáncer de próstata, debido a que muchos pacientes desarrollan síntomas de distrés relacionados al Trinomio Oncológico, pero que no cumplen con criterios diagnósticos para un Trastorno del Estado de Ánimo o Trastorno Mental.