En México, aproximadamente 2.3 millones de personas padecen pérdida auditiva, un desafío que afecta a personas de todas las edades. Más del 50% de quienes la padecen son mayores de 60 años, un 34% tienen entre 30 y 59 años y cerca del 2% son niños y niñas.
La hipoacusia es la pérdida de la audición causada por daños en el oído interno o en el nervio auditivo, lo que genera una pérdida neurosensorial permanente.
Factores como el envejecimiento y la exposición prolongada a ruidos fuertes pueden desencadenar esta condición en adultos, niños y recién nacidos, siendo también el resultado de anomalías congénitas o infecciones.
Los implantes cocleares ofrecen una solución eficaz para quienes experimentan pérdida auditiva profunda. Estos dispositivos electrónicos restauran la capacidad de escuchar al estimular directamente las terminaciones nerviosas del nervio coclear, ayudando a niños, adolescentes y adultos a reconectarse con el mundo a través del sonido.
“La pérdida auditiva no tratada impacta significativamente tanto en las personas afectadas como en sus familias. Se estima que a nivel social genera un costo de $262 millones de dólares anuales en la región de las Américas. Es crucial tomar medidas preventivas y ofrecer tratamiento adecuado para reducir su impacto”, señaló Marcelo Sámano, director de Cochlear México.
Cochlear México, compañía experta en soluciones auditivas implantables, presentó el documental autobiográfico de Charo Mato, “Ocho Cuentos sobre mi hipoacusia: Cómo escucha quien no escucha”.
“Creemos en el poder de la conexión que brinda la audición, permitiendo que nuestros usuarios disfruten de cada sonido, cada momento y cada experiencia que da sentido a la vida. Queremos crear un mundo donde todos puedan conectarse a través del sonido”, enfatizó Sámano.
El documental “Ocho cuentos sobre mi hipoacusia”, dirigido por Charo Mato, nos invita a explorar una realidad en la que la angustia y la belleza coexisten. La película celebra la posibilidad de escuchar, lo cual puede solucionarse con implantes cocleares y destaca cómo la falta de audición se convierte en una parte esencial de las historias de la vida de quienes la padecen.
“Decidí contar mi historia al no encontrar otras referencias que me sirvieran para comunicarme con los demás sobre mi deseo de seguir escuchando, habiendo crecido como una persona oyente”, compartió Mato. “Espero que mi experiencia inspire a quienes enfrentan una situación similar”.
Fotos: Especiales