En el marco del Día Internacional de la Epilepsia que se celebra desde 2015, cada segundo lunes de febrero, se busca informar a las personas sobre esta patología neuronal que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a cerca de 50 millones de personas a nivel mundial y en México se calcula que impacta a cerca de 2 millones de mexicanos, de los cuales el 74% son menores de 15 años.
La epilepsia es una enfermedad cerebral que se caracteriza por el aumento de la actividad eléctrica de las neuronas en alguna zona del cerebro y se presenta con una serie de convulsiones o movimientos corporales incontrolados de forma repetitiva, llamadas crisis epilépticas.
Éstas pueden tener diferentes formas clínicas: desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares con pérdida de conciencia momentánea, hasta sucesos breves de movimientos involuntarios que pueden afectar una parte del cuerpo o su totalidad y que generalmente presentan perdida de la conciencia.
Es una de las enfermedades conocidas más antiguas, y ha estado rodeada de temores, desconocimiento, discriminación y estigmatización social durante siglos.
El 70% de las personas diagnosticadas con epilepsia pueden tratarse exitosamente con medicamentos, pero el otro 30% de los casos no responden, o bien, siguen convulsionando a pesar de recibir tratamiento con dos o más fármacos, este tipo se identifica como epilepsia refractaria o farmacorresistente.
Investigaciones recientes mencionan entre las alternativas para pacientes con epilepsia refractaria, una dieta cetogénica, que consiste en una alimentación muy alta en grasas, baja en carbohidratos y normal en proteínas, cuidadosamente controlada.
Dicho régimen alimenticio se considera una de las opciones terapéuticas para este tipo de pacientes, ya que puede disminuir las convulsiones en más de un 50%, e inclusive en algunas ocasiones eliminarlas por completo, además de que mejora la calidad de vida de los pacientes y su familia, y maximiza el neurodesarrollo.
La epilepsia es un padecimiento que afecta de manera profunda a quien la padece y su entorno. El reto es sensibilizar sobre la enfermedad y sus variantes, eliminar la discriminación y la estigmatización que sufren las personas con epilepsia.