Alucinaciones, delirios, conducta extravagante, discurso desorganizado y alteraciones de las emociones son algunos de los síntomas de la esquizofrenia, la cual es una psicosis, un tipo de enfermedad mental caracterizado por una distorsión del pensamiento, las percepciones, las emociones, el lenguaje, la conciencia de sí mismo y la conducta.
En México, se calcula que más de 1 millón de personas viven con esquizofrenia, y muchas de ellas presentan ideas delirantes y alucinaciones altamente incapacitantes, las cuales limitan y truncan las funciones y el avance de su vida social, laboral y escolar, lo que plantea un reto mayor que es lograr la funcionalidad real de quien vive con este padecimiento.
El Dr. Omar Kawas, médico especialista en psiquiatría y coordinador del Comité Editorial de la Asociación Psiquiátrica Mexicana, explicó que “la esquizofrenia puede aparecer a la edad de 15 años en hombres y de 25 a 35 en mujeres. Se cree que la incidencia de la enfermedad es mayor en varones con una relación de 1.2 a 1.4 por cada mujer”.
La esquizofrenia se caracteriza por episodios de psicosis (pérdida de contacto con la realidad) entre los períodos de emociones embotadas y los de retiro. Los síntomas que se presentan durante los episodios de psicosis se conocen como “síntomas positivos” e incluyen trastornos del pensamiento, delirios (creencias falsas, a menudo con paranoia) y alucinaciones – voces auditivas principalmente. Estos síntomas suelen ir acompañados de ansiedad, depresión y exceso de actividad – moverse constantemente y ponerse agitado.
En contraste, los episodios de retiro consisten en “síntomas negativos”. Estos incluyen emociones reducidas; menos fluidez del habla; mala capacidad para planificar, iniciar y/o persistir en actividades, y sentimientos reducidos de placer o interés. Los síntomas negativos suelen ser responsables de problemas con la interacción social y las actividades diarias.
“La enfermedad se controla con medicamentos, siendo la combinación de la terapia farmacológica y la psicoterapia la dupla idónea para mejorar la salud de las personas con esquizofrenia, con posibilidad de que los síntomas sean remitentes casi en su totalidad y el paciente logre incorporarse a la vida normal”, explicó el también Profesor del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina y Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Es necesario que el paciente participe en programas de psico-educación o terapias de grupo, pero especialmente que no abandone su tratamiento porque cada recaída significa una pérdida neuronal. La meta del tratamiento no solo es reducir los síntomas, sino también lograr la inserción del paciente a una vida funcional.
El doctor indicó que cuando el paciente presenta una crisis no se le debe contradecir ni confrontar, por el contrario hay que hablarle con calma y mantener distancia y asegurarle que no se le hará daño. Asimismo mencionó que los pacientes con esquizofrenia tienen un alto riesgo de suicidarse, especialmente cuando están en la etapa psicótica.
Si bien no existe una cura para la esquizofrenia, la investigación está conduciendo a tratamientos nuevos y más seguros. Los expertos también están desentrañando las causas de la enfermedad mediante el estudio de la genética, la realización de investigaciones conductuales y el uso de imágenes avanzadas para observar la estructura y la función del cerebro. Estos enfoques mantienen la promesa de nuevas terapias más efectivas como los medicamentos de tercera generación.
“Las personas que viven con esquizofrenia suelen sufrir estigmatización, discriminación y la violación de sus derechos humanos, por lo que es urgente que hagamos conciencia acerca de que es una enfermedad controlable y que, con un buen tratamiento farmacológico y acompañamiento médico, las personas pueden volver a ser funcionales,” explicó el Dr. Omar Kawas.
Por su parte, Sara Montero, directora general de Lundbeck México, Latinoamérica y los Países Andinos expuso que “en México y en todo el mundo, las enfermedades psiquiátricas y neurológicas son un problema que ha venido en aumento. Actualmente, más de 700 millones de personas están afectadas por trastornos psiquiátricos y neurológicos en todo el mundo, lo que equivale a 13% de las enfermedades a nivel global”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en México, alrededor del 30% de la población padece algún tipo de trastornos o enfermedades mentales.
Es por ello, por lo que, “a través de la mejora de los tratamientos médicos y atención constante a las necesidades no cubiertas de los pacientes, queremos abordar el problema y abogar por una mayor conciencia de la inmensa carga económica y social que los trastornos psiquiátricos y neurológicos representan,” explicó Sara Montero.