minientrada Trabajan contrarreloj para desarrollar vacuna contra COVID-19

Una vacuna es la mejor alternativa para mitigar la pandemia por COVID-19; pero en qué fase se encuentra la realización de la misma?  Esa es la pregunta que nos tiene al pendiente a todos, por ello,  la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) reunió a especialistas de Sanofi, Pfizer, Janssen y GSK, para conversar sobre las investigaciones y desarrollo que cada una de estas compañías realiza para encontrar una posible vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2.

En este contexto se han creado alianzas globales sin precedentes entre el sector público, el sector privado, la academia y organizaciones civiles, quienes trabajan a contrarreloj para que un desarrollo, que en situaciones normales tomaría de 10 a 15 años, se pueda llevar a cabo entre 12 y 18 meses.

Con la participación de la Dra. Alejandrina Malacara, directora médica de la unidad de Vacunas de Sanofi-Sanofi Pasteur; el Dr. Alejandro Cané, líder de asuntos científicos y médicos para América del Norte de la división de vacunas de Pfizer; el Dr. Eduardo Franco, director Médico en Janssen; y la Dra. María Yolanda Cervantes Apolinar, directora de investigación y desarrollo clínico y asuntos médicos de vacunas, GSK México; se analizaron los estatus de cada investigación, la tecnología utilizada, las fases que implican y las expectativas en esfuerzos y tiempos.

La doctora María Yolanda Cervantes indicó que las vacunas junto con el agua potable son las iniciativas de salud pública  más importante que han salvado más vidas en el mundo.

“Las vacunas van a ser una parte importante de la defensa contra la pandemia de COVID-19. Justo ahora surgen muchas preguntas sobre la enfermedad, también en el tema de las vacunas como: ¿las personas crean inmunidad?, ¿cuánto dura la inmunidad?, ¿qué tipo de respuesta inmune se debe buscar?, ¿cómo sabemos que la vacuna va a funcionar?,  ¿es segura? ¿cuándo y a quien hay que vacunar?”, indicó.

De igual forma dijo: “Es una enfermedad de la que solo hemos escuchado y estudiado un poco más de seis meses, se deben hacer más investigaciones, pero lo importante es que se garantice el acceso de la vacuna a quienes más lo necesitan. Esto ha generado la coordinación entre instituciones, academia, industria farmacéutica, la Organización Mundial de la Salud (OMS), Gaby y Bill Bates, todos los involucrados para tener la vacuna”.

Dijo que actualmente hay ocho tecnologías para el desarrollo de vacunas y más del 70% de las más de 170 vacunas en investigación son realizadas por la industria privada  en colaboración con universidades y la academia,  con lo que se busca garantizar el acceso.

La doctora mencionó que las ganancias de la o las vacunas se reinvertirán en investigaciones para futuras pandemias y comentó que GSK tiene cinco colaboraciones con Sanofi, Clover (en China), INNOVAX, ZFSW y CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias).

Por su parte, la doctora Alejandrina  Malacara aseguró que todos corren juntos la carrera contrarreloj en la elaboración  de la vacuna, la producción y el acceso a la misma, poniendo la tecnología al servicio de la salud pública, garantizando la seguridad del antígeno.

En tanto, el Dr. Fernando Fon, Director Médico y de Asuntos Regulatorios de AMIIF, señaló que entre la investigación y desarrollo de una vacuna y su producción y distribución está el proceso regulatorio que realiza la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris):

“Una vez que exista una o varias vacunas contra la pandemia, al igual que toda innovación biofarmacéutica, deberá seguir el proceso de aprobación y regulación por parte de las autoridades mexicanas”.

El descubrimiento de una vacuna por sí solo no resuelve la pandemia, es necesario lograr que llegue a todas las personas a través de los sistemas de salud pública, además de garantizar, mediante procesos técnicos y científicos, que la futura  vacuna sea un producto de calidad, seguro y eficaz para lo cual se requiere la intervención de las autoridades regulatorias, como la Cofepris en el caso mexicano.

Tenemos análisis del proceso regulatorio y de aprobación para una molécula nueva en México, que sería el caso de una potencial vacuna para la enfermedad COVID19, que indican que, desde el inicio de los trámites de solicitud de registro ante Cofepris, hasta su disponibilidad en el sistema de salud pública, puede tomar 4.2 años”, apuntó Fernando Fon.

La estimación se basó en días hábiles y la suma del tiempo que en los hechos ocupa cada fase del proceso. La pandemia representa un reto para el ecosistema de investigación y desarrollo biofarmacéutico a fin de reducir dramáticamente los tiempos de desarrollo para alcanzar una posible vacuna contra COVID-19, pero también abre la oportunidad para revisar los procesos regulatorios que permiten que esta y otro tipo de nuevas opciones terapéuticas lleguen a los mexicanos con mayor celeridad.

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