La pandemia por la COVID-19 ha creado una serie de problemas emocionales como depresión, ansiedad, pero especialmente problemas para dormir. Las principales causas que influyen significativamente en el desajuste del ritmo circadiano es la pérdida de empleo y las finanzas familiares. Un sueño saludable es importante en estos momentos de crisis en donde la humanidad está lidiando con incertidumbre hacia el futuro.
Mucho tiene que ver con la pérdida del empleo. De acuerdo con el reporte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en solo dos meses (marzo y abrir) se perdió 3.3% del empleo formal que existía en el país antes del inicio de la pandemia de coronavirus y 18.8 % de los mexicanos presentó consecuencias por no dormir adecuadamente: errores, descenso productividad y aumento accidentes laborales que derivó en incapacidades.
En el mundo, el insomnio afecta entre el 10 y 12% de la población, mientras que en México del 8 al 16% lo padece y se ha establecido que 42% de los trabajadores de la salud lo presentan como consecuencia de la pandemia, en tanto, 42% de la población refiere haber tenido dificultad para restablecer el sueño una vez que han despertado por la noche.
Los problemas para conciliar el sueño originan:
- Ausentismo: Persona que duerme mal falta 5 días al año al trabajo
- Productividad: 13% menos trabajo efectivo
- Puntualidad: 12% de las personas que llegan tarde al trabajo se debe al insomnio
- La carga mental está determinada por la cantidad y el tipo de información que debe tratarse en un puesto de trabajo.
Al respecto, el Dr. Carlos Vélez Dávila, especialista en Medicina de Salud en el Trabajo y Ambiental, Máster en Prevención de Riesgos Laborales, comentó: “Los seres humanos pasamos 1/3 de nuestra vida en el trabajo, hay que tener en cuenta que las condiciones de trabajo pueden haber cambiado sustancialmente con un incremento notable de la carga de trabajo, nuevas pautas de relación social y nuevos procedimientos de trabajo”. Además fue incisivo en que todas estas circunstancias requieren poner el foco en el manejo de los factores de riesgo psicosocial.
En palabras de Priscila Herrera, gerente de producto en Armstrong Laboratorios de México, el miedo nos ha llevado al límite, ocasionando desde altibajos emocionales, hasta padecimientos como el insomnio que no nos permiten funcionar adecuadamente.
Los factores de la cuarentena que influyen más, para tener insomnio son: disminución de la actividad física, reducción de la exposición a la luz solar, miedo y preocupación. Una hora menos de sueño implica: dificultad para tomar decisiones, repetición de órdenes y dificultad para concentrarse, así lo señaló la Dra. Alejandra Solís, psiquiatra con Alta Especialidad en Medicina del Sueño.
Asimismo, la somnóloga reiteró los motivos principales por los cuales necesitamos dormir y sugirió tenerlos más presentes que nunca:
- Conservación de la energía
- Consolidación de la memoria
- Activación inmunológica
- Restauración de la actividad cerebral
- Regulación del metabolismo
Al respecto, el Dr. Vélez, recomienda implementar una metodología laboral para poder afrontar los factores de riesgo psicosocial, que incluya, una planeación profunda, una ejecución responsable y medición y seguimiento del desempeño, que permita tanto al empleado como a las empresas acortar la brecha de accidentes y deterioro de la salud.
Lo que podrían estar viviendo las personas económicamente activas en este momento derivado de no dormir bien:
- Daños en la salud física y mental, problemas de pareja, deterioro de las relaciones familiares, inadaptación a la relación con el entorno, consecuencias para su empresa o entorno laboral, consecuencias generales para la seguridad social.
Los doctores en medicina del sueño recomendaron a las personas que recurran a una asesoría individualizada a través de la Red de Especialistas en Sueño cuyo lema es “Empieza a descansar como mereces”, a la cual se puede acceder a través del link: http://citas.hulihealth.com/armstrong/?utm_source=1doc3
Finalmente, la Dra. Solís, insistió en no tener temor de pedir una teleconsulta con un especialista en sueño, quien va a evaluar, diagnosticar y dar tratamiento (farmacológico o no farmacológico).