Por Héctor Medina Varalta
El Trastorno Afectivo Bipolar (TAB) es una alteración del estado de ánimo, un trastorno psiquiátrico, quienes lo padecen pasan por “crisis” que van desde estados de gran euforia a depresiones profundas.
Más de la mitad de los enfermos bipolares, están aún sin diagnosticar.
Bipolar: dos polos de los estados de ánimo, uno hacia abajo (depresión) y el otro elevado (euforia)
Este trastorno no se puede calificar solo como psiquiátrico, ya que la incidencia familiar es muy alta, es decir, la genética está involucrada; esto se ha comprobado en diversos estudios que muestran alteraciones en los neurotransmisores de los pacientes
-Es un daño que está en el organismo y por lo tanto requiere tratamiento farmacológico-
Afortunadamente en la actualidad existen fármacos que logran mantener al paciente estable, una de características de que el paciente no se encuentra bien es cuando abandona el tratamiento.
La psicoeducación es muy importante para que el paciente acepte su enfermedad y lleve el tratamiento como le es indicado. El ambiente social, laboral, educativo, y sobre todo la relación con la familia pueden influir de manera positiva en el paciente.
La mayoría del tiempo las personas que padecen este trastorno van a estar completamente normales, salvo en los episodios de depresión (que debe durar por lo menos dos semanas) o de manía (debe durar por lo menos una semana).
Cuando una persona con TAB empieza a sentirse exageradamente bien, puede derivar en un episodio maníaco, un estado tal de euforia que los hace tener delirios de grandeza: “soy mejor que ningún otro”, esto junto con la pérdida de la necesidad de dormir, es uno de los síntomas, que los familiares más fácilmente identifican.
Las personas con TAB son más propensas a consumir alcohol, drogas, y tener hipersexualidad, estas actividades de riesgo generalmente los conducen a contraer otro tipo de enfermedades.
“Cuando estoy en la fase maníaca las ideas se hacen cada vez más rápidas. Hasta ese momento, nunca me había dado cuenta de lo inteligente que era, lo bien que entendía el inglés-sin haberlo estudiado nunca-… pero hay un punto en que sientes mucho miedo, te asustas, te irritas con todo, te ves en una espiral de la que no sabes salir”. Paciente