La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso central, considerada la primera causa de discapacidad neurológica no traumática en los adultos jóvenes, que afecta a 2.5 millones de personas en el mundo.
Se desarrolla cuando un trastorno del sistema inmunológico provoca que las defensas del cuerpo ataquen la mielina que recubre las neuronas, provocando daños en el cerebro y la médula espinal. Este padecimiento afecta a personas de entre 20 y 40 años de edad, quienes están justo en su edad productiva tanto laboral como socialmente y tienen una carga económica importante.
La Esclerosis Múltiple se clasifica en distintas formas de evolución dependiendo de cómo se manifiesta en general y de si está activa y la discapacidad aumenta progresivamente con el tiempo: Esclerosis Múltiple remitente recurrente (EMRR), EM Secundaria progresiva (SPSMS) y EM Primaria Progresiva (EMPP).
“Detectar la EM y el subtipo de la enfermedad a tiempo, significa brindar oportunamente una atención multidisciplinaria y no solo que la persona viva más, sino que también tenga una mejor calidad de vida. Al tener un diagnóstico certero, como especialistas podemos indicar el tratamiento más conveniente de acuerdo con la valoración de cada caso”, señaló el Dr. Carlos Pla, Gerente Médico de Neurociencias de Roche México.
A pesar de los tratamientos disponibles, algunas personas con EMRR siguen presentando actividad de la enfermedad y empeoramiento de la discapacidad. Los últimos avances en los conocimientos científicos sobre la EM se han traducido en el desarrollo de tratamientos que podrían retrasar la progresión de la enfermedad en la EMRR.
La EMPP es una enfermedad que genera incapacidad en un menor tiempo que la EMRR; por eso el tratamiento se debe basar en las necesidades clínicas e instaurarse lo antes posible. Los últimos avances en los conocimientos científicos sobre la EM se han traducido en el desarrollo de nuevos tratamientos que podrían frenar la progresión de la enfermedad en la EMPP. En muchos países, incluidos los europeos, no existe ningún tratamiento modificador de la enfermedad aprobado para las personas con EMPP.
La EM secundaria progresiva (SPMS por sus siglas en inglés) se produce cuando el grado de discapacidad persiste y/o empeora, entre la aparición de brotes. El paciente llegará a esta etapa avanzada de la EM después de una fase recurrente-remitente del proceso. Entre un 30 y un 50 % de los pacientes que comienzan con la forma recurrente-remitente de la EM, suele desarrollar la forma secundaria progresiva con o sin brotes.
Sin embargo, existe evidencia científica que ha mostrado que la esclerosis múltiple, independientemente de su forma de presentación clínica, es progresiva y neurodegenerativa desde un inicio.
La relevancia del desarrollo de los tratamientos modificadores de la enfermedad enfocados a las características de los subtipos de la EM, disminuyen el progreso y posibles secuelas (físicas y cognitivas), además de preservan la calidad de vida de los pacientes.
“Aunque los síntomas pueden ser diversos y se llegan a confundir con algunas otras enfermedades, estar pendiente de síntomas como entumecimiento o debilidad de una o más extremidades, pérdida de visión, visión doble, hormigueo en el cuerpo. Si existe sensación de choques eléctricos en el cuello, temblores, falta de coordinación, balbuceo, fatiga, mareos o problemas con el funcionamiento de intestinos o vejiga, es fundamental acudir con un neurólogo para ser evaluado”, concluyó el especialista.