La psoriasis es una enfermedad inmunomediada, de carácter crónico y recurrente, con una incidencia aproximada de 2.5 millones de personas afectadas en el país, de las cuales, del 25 al 30% la presenta en una etapa de moderada a severa que tiene un alto impacto en los pacientes debido al estigma con el que son tratados, al estrés emocional que genera, al sentimiento de vergüenza y la baja autoestima.
Si bien ésta se puede presentar a cualquier edad, existen estudios que indican que este padecimiento tiene un inicio bimodal, es decir, el primer pico ocurre entre los 16 y 22 años y el segundo entre los 57 y 60 años.
En México, representa el 2% de la consulta dermatológica, y se tiene registro que, existe un retraso de dos meses entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento en el 50% de las personas que la padecen.
Uno de los mayores desafíos en el manejo de esta enfermedad es comprender la importancia de considerar la intensidad y extensión de las lesiones que evitan vivir libres de los signos de ésta en la piel y, por otro lado, comprender el impacto de la psoriasis desde el punto de vista económico, físico y fisiológico.
La forma más común de la enfermedad es la psoriasis en placas, que aparece principalmente en el cuero cabelludo, el tronco, las extremidades superiores e inferiores y las uñas. Sin embargo, es un padecimiento que no solo afecta la dermis, ya que se considera altamente discapacitante debido a las repercusiones sociales, económicas y psicológicas que se traducen en ocasiones en discriminación por parte de personas que no comprenden los signos en la piel del padecimiento, lo que resulta en el aislamiento de los enfermos.
Los signos de la psoriasis, reducen la tranquilidad de los pacientes y producen preocupación acerca de su apariencia personal, desarrollando estrés emocional, sentimientos de vergüenza, baja autoestima, estigmatización, y dificultades en su día a día, y con frecuencia, pueden provocar un gran impacto psicológico y asociarse a síntomas ansioso-depresivos, a un nivel tal, que se registran descensos significativos en cerca del 80% de los casos del bienestar emocional, la capacidad de funcionamiento social y la productividad laboral o escolar. Por ello, es fundamental considerar la evaluación de la severidad, desde la perspectiva del paciente.
Al respecto, el Dr. Omar Tomey, director médico de AbbVie México señaló: “la correcta referencia con el especialista es esencial para lograr que las personas con psoriasis accedan al tratamiento correcto según sea su caso. Bajo este contexto, y comprometidos siempre con el bienestar de los pacientes, hacemos hincapié en la importancia de reconocer los signos de la psoriasis y sus implicaciones para favorecer el diagnóstico oportuno de la enfermedad, reduciendo así, el impacto en la calidad de vida de las personas que la padecen”.
El control de la psoriasis es importante para que los pacientes realicen actividades cotidianas sin temor o inseguridad, lo anterior debido a que actualmente y de forma generalizada, los pacientes solo pueden alcanzar una reducción del 75% de la superficie corporal afectada.
En este sentido, es fundamental activar los métodos de evaluación de la enfermedad a fin de optimizar su tratamiento a que aún hay camino por recorrer tanto en la medición de la severidad como en el acceso a las terapias para un correcto abordaje que permita brindar una mejora importante en la calidad de vida de quienes la padecen.