En México son más de 21 mil las personas registradas en espera de un trasplante de órgano o tejido, de ellas se calcula que 12,977 necesitan un trasplante renal, 7,549 un trasplante de córnea, 326 un trasplante hepático y 42 un trasplante de corazón para continuar con vida, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Trasplantes (CENATRA).
Cada vez más personas hacen conciencia sobre la donación de órganos no sólo al final de la vida, sino en vida misma hacia familiares y amigos que así lo necesitan. Al respecto el Dr. Hassan Ibrahim, Jefe de Nefrología y director del Programa de Trasplante de Riñón de Donante Vivo del Hospital Houston Methodist, explicó que “en Estados Unidos hay más de 100,000 personas esperando un trasplante de riñón. De esos 100,000, generalmente hacemos aproximadamente 18,000 trasplantes de riñón al año. Y aproximadamente la mitad de estos trasplantes de riñón provienen de donantes vivos.”
Recibir un trasplante brinda una esperanza real de permanecer vivo para quien lo recibe y una vez que la persona trasplantada acepta satisfactoriamente el nuevo órgano, la calidad de vida también se ve beneficiada como explica el Dr. Ibrahim, “un trasplante de riñón, por ejemplo, ayuda a vivir una vida sin tener que ir a diálisis, además de poder mantener el empleo porque ya que la persona no tendrá ausencias laborales por este tema.” Además, “permite la libertad de regresar a una vida normal y no estar conectado a una máquina de diálisis.
Un paciente tiene una esperanza de vida de tres veces más con un trasplante en comparación con la diálisis, y este es un dato sumamente revelador en el tema de vida y calidad de vida.
“La mayoría de las personas trasplantadas son candidatas a un nuevo trasplante del mismo órgano. Por ejemplo, un adulto joven de 20 años recibe un trasplante, el riñón por ejemplo dura alrededor de 30 años entonces cuando este adulto cumpla 50 años va a necesitar un segundo trasplante. De hecho, entre el 10 y el 15% de todos los trasplantes que hacemos en Estados Unidos son para personas que se sometieron a un trasplante previo,” explicó el nefrólogo experto en trasplantes de riñón.
Agregó que para ser candidato a un trasplante de riñón, “no se puede tener infecciones en curso, los pacientes no pueden tener un cáncer en curso, deben tener buenas condiciones cardíacas para tolerar la cirugía. Esas son las tres cosas principales: un buen corazón, sin infecciones, sin cáncer y, obviamente, lo más importante es que deben estar seguros de que tomarán sus medicamentos como se los solicitamos.”
Para tener una vida con calidad, el Dr. Hassan Ibrahim recomendó que, “los pacientes deben tener una dieta saludable, cuidar su peso y no fumar. Y específicamente para el trasplante de riñón los pacientes tienen que evitar el sol, porque los cánceres de piel son comunes después del trasplante. El otro tema es que debido a que los pacientes toman medicamentos contra el rechazo, es más probable que contraigan infecciones, por lo que siempre se alienta a los pacientes a mantenerse alejados de las personas enfermas tanto como puedan para que no se infecten”.
Para el Dr. Hassan Ibrahim, “el trasplante es mucho mejor que la diálisis para las personas con insuficiencia renal, pero el mejor tipo de trasplante es obtener un riñón de un donante vivo, ya sea de un amigo, hermano o vecino, porque los riñones de donantes vivos funcionan dos veces mejor que los donantes que murieron en accidentes.”
El especialista del Hospital Houston Methodist finaliza comentando que, “nuestra recomendación más fuerte para las personas con insuficiencia renal es que no esperen a que su riñón tenga una falla antes de comenzar a preguntar a los familiares y amigos acerca de ser considerados o evaluados para la donación en vida. Creo que lo ideal es evitar la diálisis por completo y que las personas obtengan un donante vivo en lugar de esperar el trasplante de riñón en una lista de espera que puede ser de cinco años, en algunos casos puede ser de 10 años o más. Entonces, encontrar un donante vivo es lo mejor que se puede hacer.”