Generalmente, cuando algún producto resulta dañino, la primera reacción que tenemos es cambiarlo o retirarlo de nuestro consumo; sin embargo, hay una sustancia con la que convivimos todos días  que de manera contradictoria, utilizamos para limpiar nuestros hogares y cuidar nuestra higiene personal pero que en exceso, puede contaminar nuestro ambiente y afectar nuestra salud: el formaldehído. 

Este compuesto químico está presente en nuestras vidas de la forma más común de lo que creemos, ya que lo podemos encontrar en paredes, armarios, el suelo y en múltiples productos con los que diariamente tenemos contacto directo como pinturas, barnices para los muebles, cosméticos, jabones, detergentes, y desodorantes, transportándose como gas mezclado en el aire que respiramos.

Como dato curioso, junto con las bacterias y el moho, el formaldehído es uno de los 5 principales contaminantes interiores que preocupan a la gente en China y, en el último año, debido a la pandemia y el hecho de pasar más tiempo dentro de casa, las personas se han vuelto más conscientes de la importancia de una excelente calidad del aire en interiores.

¿En qué momento se vuelve peligroso para la salud?

Si bien todas las formas de vida (bacterias, plantas, peces, animales y humanos) producen naturalmente este compuesto como parte de su metabolismo celular, a partir de concentraciones de 0.1 ppm (partes por millón) sueltas en el ambiente, pueden desarrollarse varios tipos de irritación en ojos, nariz y garganta. 

Conforme el número de partículas aumenta y la sensibilidad de las personas sea mayor, pueden aparecer síntomas como lagrimeo, sensación de ardor, tos, náuseas, presión en el pecho, sarpullidos, dolor de cabeza, fatiga, bronquitis o asma. La intoxicación por altos niveles de exposición al formaldehído también provoca dificultad para conciliar el sueño y, en dosis muy elevadas (hablamos de 20-30 ppm) puede ser mortal. Sin embargo, estos niveles sólo se producen en ambientes industriales.

¿Qué podemos hacer para disminuir la exposición al formaldehído?

Afortunadamente, es posible reducir y hasta erradicar los niveles de este químico para respirar un aire más puro que beneficie a nuestra familia; lo mejor de todo es que los procesos para lograrlo son muy simples. Una de las formas más comúnmente aceptadas para eliminar este contaminante de nuestro hogar es la ventilación.

El formaldehído se encuentra comúnmente en el aire, y los niveles en interiores son más altos que al aire libre. Te compartimos algunos consejos para reducir los niveles de este compuesto en el hogar y minimizar los riesgos de exposición:

• Abre las ventanas para una ventilación adecuada.
• Evita usar productos de belleza, consumo y limpieza que contengan altos índices de formaldehído.
• No fumes dentro de casa, debido a que el humo de tabaco contiene formaldehído.
• Los calentadores sin ventilación también producen formaldehído. Para evitar su acumulación en el hogar, procura cambiarlos por purificadores y humidificadores higiénicos como los fabricados por Dyson.
• Lava la ropa nueva antes de usarla, reducirá la cantidad de formaldehído y el riesgo de exposición.

El avance de la tecnología también juega a favor de la eliminación del formaldehído a nivel molecular. ¿Cómo? A través de un filtro de Oxidación Catalítica Selectiva (SCO, por sus siglas en inglés) que es capaz de destruir el formaldehído desde sus partículas más pequeñas.

Como hemos leído, el formaldehído no debe tomarse a la ligera, sobre todo porque es un compuesto con el que interactuamos a diario y que puede tener afectaciones importantes en el bienestar de las personas. Sin embargo, con prácticas sencillas, es posible evitar este contaminante y seguir cuidando nuestra salud y la de nuestra familia.