Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2019, indican que cada año, alrededor de 703 mil personas cometen suicidio en el mundo y el 77% de los suicidios se producen en países de ingresos bajos y medios, lo que lo convierte en un importante problema de salud que debemos tomar en cuenta, especialmente este 10 de septiembre, cuando se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.
En México, los adolescentes y adultos jóvenes son los más expuestos al suicidio, de hecho, es la segunda causa de muerte en esta población. Por si fuera poco, la pandemia por COVID-19 llegó a exacerbar los factores que incrementan el riesgo para que una persona piense en quitarse la vida.
Francisco Díaz, psicólogo miembro de Doctoralia nos detalla las causas, los factores de riesgo y las medidas que podemos poner en marcha para prevenir el suicidio.
“Lo primero que contribuye a que una persona quiera atentar contra su vida es que sienta que nada de lo que haga va a cambiar la difícil situación por la que está pasando. Problemas laborales, familiares, de pareja y personales suelen verse mucho más grandes de lo que son y se siente que la muerte es lo único que va a arreglar las cosas”.
Asimismo, el impacto de la pandemia está agravando la situación de indefensión de muchos afectados por ella, y está perjudicando la salud mental de muchas personas, debido al aumento de la angustia, ansiedad y depresión, además de otros factores como la violencia, el abuso de alcohol y otras sustancias; así como la sensación de pérdida. Todo esto puede conducir a que se decida terminar con la propia vida.
“El consumo de alcohol, tabaco y marihuana aumentó de manera exponencial durante la pandemia, debido a que da una especie de sentimiento de libertad; sin embargo, cuando ya no es una sensación placentera aumenta el riesgo de vivir episodios violentos o depresivos en casa”, explica el Dr. Díaz.
Los profesionales de la salud están siendo especialmente afectados, debido al exceso de trabajo y la gran exigencia que implica el tratamiento de pacientes con COVID. El Dr. Díaz comenta: personalmente he atendido a personal de salud de la primera línea en atención al COVID-19 y ellos dicen, “me han pagado muy bien, pero el costo para mi salud es altísimo, ni siquiera siento que el dinero sea importante a estas alturas”.
Algunos signos de advertencia que nos indican si alguien está pensando en el suicidio son:
Trastornos del sueño
Percepción de estar solo y que nadie entiende por lo que se pasa
Cambios de comportamiento recientes y aislamiento
Baja autoestima, problemas de apetito y poco deseo sexual
Una mala relación con las personas con las que se convive a diario.
La buena noticia es que el suicidio se puede prevenir. En primer lugar, es importante no intentar esconder nuestros miedos e inseguridades y, por pequeños que parezcan nuestros problemas, buscar ayuda profesional es lo mejor. También ayuda tener una red de apoyo, donde la familia es fundamental, mientras que la escuela, los amigos y el ámbito laboral pueden ayudar.
“Hay que entender que prevenir siempre salva más vidas que corregir los problemas existentes y la atención oportuna e informada es la principal arma para combatir los pensamientos suicidas y otras enfermedades”, afirma el doctor Díaz.
La OMS ha elaborado una guía para prevenir el suicidio denominada LIVE LIFE (Vive la Vida) en el que se recomiendan las siguientes intervenciones de eficacia demostrada que se basa en evidencia:
Restringir el acceso a los medios utilizados para suicidarse
Educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio
Desarrollar en los adolescentes aptitudes socioeconómicas para la vida
Detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas suicidas y hacerles un seguimiento.
Si alguien cercano a ti ha hablado sobre el suicidio, no minimices su sentir, tómalo en serio.
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