Se estima que de todas las personas que sufren un infarto cerebral, un tercio tiene una recuperación exitosa, otro tercio permanece con secuelas graves y el otro tercio fallece. Recibir atención médica inmediata puede salvar la vida de la persona que lo sufre y aumentar sus posibilidades de una recuperación exitosa.
La Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencias continúa impulsando la Estrategia CAMALEÓN, campaña que recibe su nombre con relación a algunos de los síntomas más comunes a la enfermedad: CAra colgada, MAno pesada, LEngua trabada y ÓN, que significa ponerse en acciÓN y acudir a emergencias médicas en cuanto comienzan los síntomas.
Un infarto cerebral puede ocurrir cuando una arteria se obstruye produciendo interrupción o pérdida repentina del flujo sanguíneo cerebral (lo que comúnmente se conoce como embolia); o bien, ser el resultado de la ruptura de un vaso, dando lugar a un derrame. Se estima que cada hora perdida sin recibir tratamiento, el paciente envejece 3.6 años, lo que enfatiza la necesidad de actuar con rapidez para evitar el mayor daño cerebral posible.
“En el caso de un infarto cerebral, es fundamental reconocer los síntomas y llegar al hospital a tiempo, puesto que la eficacia de los tratamientos incrementa si se administran dentro de las primeras 4.5 horas a partir del inicio de los síntomas. Durante la enfermedad vascular cerebral, cada minuto mueren aproximadamente 1.9 millones de neuronas; de ahí la importancia de actuar de manera inmediata”, informó el Dr. Ricardo Ascencio Tene, especialista en medicina de emergencias.
Se estima que, de todas las personas que sufren un infarto cerebral, un tercio tiene una recuperación exitosa, otro tercio permanece con secuelas graves y el otro tercio fallece. Cada caso es diferente, y lo que determinará el alcance de las secuelas posteriores de la enfermedad es su gravedad inicial, factor que está estrechamente relacionado con el área del cerebro afectada, la extensión de la lesión, el tiempo que tardó el paciente en recibir atención médica y el estado general de salud de la persona.
“Los adultos mayores, especialmente aquellos que superan los 65 años, son los más propensos a sufrir un infarto cerebral. Además, sus posibilidades de recuperarse de manera exitosa son aún más bajas, debido a que con frecuencia tienen otras enfermedades que pueden complicar su estado de salud”, aseguró la Dra. Dulce María Bonifacio Delgadillo, Subespecialista en Neurorradiología y Terapia Endovascular Neurológica.
Siguiendo esta misma línea, sufrir hipertensión arterial, diabetes, presentar una cardiopatía, obesidad, hipercolesterolemia, o tener un antecedente de infarto cerebral en la familia son factores que pueden elevar el riesgo.
Por otra parte, las secuelas de un infarto cerebral pueden variar, desde leves hasta severas, y pueden incluir: parálisis de la mitad del cuerpo, problemas de raciocinio, del habla, problemas de visión, problemas de coordinación motora e incluso incontinencia. Además, tras un primer episodio, entre un 6 y un 12% de los pacientes presentan un segundo evento en el primer año y hasta el 30% se ve afectado por un segundo episodio durante los siguientes cinco años.
En México, hasta antes de la pandemia, el infarto cerebral era la primera causa de discapacidad en adultos mayores y ocupaba el quinto lugar en mortalidad, con un aproximado de 170 mil casos registrados al año. Estos datos son alarmantes ya que el 80% de los infartos cerebrales son prevenibles por medio de cambios en el estilo de vida como hacer ejercicio, llevar una dieta balanceada, no fumar, evitar llevar una vida sedentaria y el consumo moderado de alcohol.
Actualmente, México cuenta con una red de hospitales públicos y privados capacitados para la atención del infarto cerebral. A través del 911 se puede solicitar información sobre las instancias más cercanas al paciente, con personal capacitado y con los recursos para atender la enfermedad.
Estas deben contar con médicos con experiencia en el diagnóstico y tratamiento de la afección, medios esenciales para la realización de estudios de imagen cerebrales (tomografías computarizadas o resonancia magnética), equipos auxiliares necesarios, tratamiento y la existencia de un plan institucional para realizar una evaluación inicial.
Otra opción para conocer los hospitales más cercanos al paciente es a través del sitio web infartocerebral.lat, mismo que funciona en toda la república mexicana utilizando un sistema de GPS y detalla la dirección de cada uno de ellos; así como al sector al que pertenecen.
Hoy más que nunca, en medio de la crisis sanitaria, el diagnóstico oportuno del infarto cerebral es vital, ya que a raíz de la pandemia se detectó un aumento en el número de personas con infarto cerebral que no acuden a los hospitales. No obstante, es necesario enfatizar que el infarto cerebral no se queda en casa.