La cantidad de decesos y casos nuevos de cáncer de mama que tenemos en nuestro país es un tema alarmante. Actualmente, en México se diagnostican cerca de 30 mil casos nuevos de cáncer de mama al año, mientras que en el mundo, se estima que 2.3 millones de personas se ven afectadas por este padecimiento.

Situación que se agravó durante la pandemia, ya que en 2020 se redujo considerablemente la detección del tumor de seno. El miedo a contraer el Coronavirus resultó ser el motivo más relevante para no asistir a la revisión.

“Los programas de tamizaje de detección del cáncer de mama son poco efectivos, tenemos un porcentaje muy bajo de mujeres que se lo realizan, aproximadamente entre el 20 y 30% y para que el cáncer de mama sea detectado a tiempo por lo menos se necesita que el 70% de la población se realice este tipo de detección”, señala la Dra. Kictzia Larios Cruz, médico especialista en radiología e imagen con alta especialidad e intervención  en la glándula mamaria  del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

En el país, el 70% de los casos diagnosticados de cáncer de mama se encuentran en etapas avanzadas, por lo que resulta primordial que la población tome acciones preventivas como un estudio diagnóstico anual con la finalidad de poder actuar en un mejor tiempo.

Asimismo, es necesario ponerle apellido al cáncer de mama porque no todos son iguales, los cuales deben tener un tratamiento personalizado y determinar si se necesita una cirugía, radioterapia, quimioterapia o el uso de anticuerpos monoclonales.

La certeza del diagnóstico puede hacer la diferencia por lo que realizar constantemente pruebas de detección es la forma más confiable de identificar el cáncer de mama en etapas tempranas.

Dentro de los diferentes métodos de diagnóstico se encuentran la mastografía convencional, el ultrasonido, la tomosíntesis, la resonancia magnética y la mastografía contrastada. Estas dos últimas opciones son consideradas como métodos avanzados de imagen, los cuales suelen tener una mayor precisión al revelar de manera más evidente irregularidades en los senos debido a los medios de contraste que se emplean, indica la doctora Larios.

La mastrografía contrastada y la resonancia magnética ofrecen  un mayor costo beneficios a las mujeres con mamas densas, las cuales representan aproximadamente la mitad de las personas del sexo femenino mayores de 40 años de edad.

Estas mujeres presentan un riesgo 4 veces mayor de desarrollar cáncer de mama en comparación con las mujeres que tienen mama grasa. Las mujeres con senos densos deben realizarse exámenes de detección adicionales, tales como una mastografía contrastada o una resonancia magnética de mama para obtener un diagnóstico preciso.

Estos dos métodos pueden revelar anomalías adicionales que se pasan por alto en la mastografía convencional, gracias a un líquido de contraste que se aplica en una vena con niveles de sensibilidad y especificidad, así como una mayor confianza en los informes.

Por otro lado, la tomosíntesis es la mamografía realizada en 3D. Esta nueva tecnología fusiona dos métodos como son la mamografía Digital 2 D y la tomografía. Permite obtener una imagen de la mama en 3D y detectar una lesión y saber con precisión su forma, contornos, tamaño, ubicación y extensión exacta en que se encuentra en la mama.

Como parte de las iniciativas de Los Contrastes de la Vida, FUCAM realizó mastografías contrastadas de manera gratuita a mujeres con factores de riesgo elevados y mamas densas.

Por ello es importante reforzar los métodos de prevención como la autoexploración entre los días 5 y 6 terminada la menstruación, acudir con un médico especialista, realizarse estudios rutinarios como un ultrasonido a partir de los 30 años de edad y una mastografía a partir de los cuarenta años y no minimizar ningún síntoma o signo.

 

Por último, la Dra. Larios reiteró el compromiso que tiene FUCAM con la población para continuar con la detección y atención de las y los pacientes de cáncer de mama.