Se calcula que nuestro país tiene 6 mil pacientes con hemofilia y 60% de estos casos son graves. El riesgo de no recibir el tratamiento en el momento preciso puede causar debilitamiento y dolor profundo, principalmente en articulaciones.
Con el tiempo las hemorragias músculo esqueléticas pueden producir artritis, dolor crónico y daño articular que afectan el movimiento, la discapacidad y limitación del rango de movilidad articular.
La hemofilia es un trastorno hereditario que causa coagulaciones irregulares en la sangre, lo cual produce hemorragias. En estos pacientes, en su mayoría hombres, pueden producirse sangrados espontáneos o excesivos (internos y externos) después de una herida o lesión.
También pueden presentar afectaciones físicas y psicosociales. Actualmente, existen tres tipos de hemofilia, A, B y C, los cuales se diferencian por el factor dañado.
Por su parte, la hemofilia tipo A, conocida como la “hemofilia clásica”, es la más común, y afecta al factor VIII de la coagulación. “La hemofilia puede tratarse de varias formas, entre ellas con factores de coagulación derivados del plasma o con factores de coagulación recombinantes, los cuales son más seguros, al sólo proporcionar el factor exacto de coagulación requerido por el paciente lo que reduce o previene la frecuencia de los sangrados”, destaca el Dr. Rodolfo Guajardo Moguel, Líder Médico para Hemofilia en Takeda.
El factor de coagulación VIII recombinante pegilado es un tratamiento personalizado para la hemofilia tipo A en adolescentes y adultos que brinda la protección necesaria para prevenir o reducir la frecuencia de hemorragias y traumatismos de manera segura. La nueva terapia busca disminuir el número de infusiones de los pacientes. Se estima que 85% de las personas tratadas con esta terapia, dejaron de presentar sangrados totales en un año.
El nuevo tratamiento ha demostrado que al menos 70.4% de los pacientes tratados con al menos una infusión semanal tuvieron una reducción importante de sangrado.
Además, 85% de los pacientes tratados dejaron de presentar sangrados totales en un año, lo que les permitió recuperar su calidad de vida. “Actualmente, a través de la investigación y el desarrollo de tratamientos para la hemofilia, los pacientes que antes tenían una esperanza de vida de 16 años, ahora pueden gozar de una vida normal y plena”, agregó el Dr. Guajardo.