Por su elevada prevalencia, afectación a la salud y fuerte impacto social y económico, la obesidad es un problema de salud pública que requiere acciones urgentes de parte de todos los sectores de la sociedad, para reducirla, prevenirla y tratarla. Es necesario replantear la visión que se tiene sobre la obesidad y pensar que es una enfermedad y como tal debe tratarse.
En conferencia de prensa, la Dra. Nayely Garibay Nieto, especialista en endocrinología infantil y Coordinadora de la Clínica de Obesidad Infantil del Hospital General de México, informó que la obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, en la que se involucra la susceptibilidad genética, los estilos de vida y las características del entorno, con influencia de diversos determinantes como la globalización, la cultura, la condición económica, la educación, la urbanización, así como el entorno social y familiar.
Recomendó valorar desde la infancia la ganancia de peso, promover la lactancia materna, promover hábitos saludables de alimentación y la realización de ejercicio.
La obesidad es el principal factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT), la mortalidad prematura y el costo social, además de reducir la calidad de vida.
Durante la pandemia por COVID-19 se vio que este padecimiento incrementa el riesgo de desarrollar complicaciones e incluso de ocasionar la muerte de los pacientes infectados, de igual manera se observó que la población mexicana ganó más peso por las condiciones de confinamiento, lo que agravó la situación de la obesidad en México.
“Entre las complicaciones más importantes asociadas con la obesidad en los adultos tenemos a la enfermedad cardiovascular en un 20.1% de los casos, diabetes mellitus tipo 2 en el 15.2% de los casos, tumores malignos en el 10.8% de los casos y discapacidad en el 40% de los casos. Aunado a esto está el estigma y la discriminación hacia las personas con obesidad, tan arraigado en nuestra sociedad”, comentó la Dra. Garibay.
Se ha observado que los pacientes con obesidad presentan un estado inflamatorio crónico de bajo grado como una consecuencia del incremento en la masa del tejido adiposo, que ocasiona un incremento en la producción de mediadores proinflamatorios que son conjuntamente estimulados por señales de origen exógeno y/o endógeno.
“Como consecuencia de estas complicaciones, la obesidad en México tiene un impacto económico de 2.1% del producto interno bruto (PIB), considerando los costos directos por atención médica (36%) y los indirectos por mortalidad prematura y pérdida de productividad (24%). Y si no se toman medidas urgentes en todos los niveles de la sociedad, se proyecta que este costo podría elevarse al 4.67 por ciento del PIB para 2060”, advirtió la Coordinadora de la Clínica de Obesidad Infantil del Hospital General de México.
En México y el mundo “se deberían plantear soluciones multisectoriales para esta enfermedad tan compleja, las cuales deberían estar enfocadas en capacitación del personal de salud, accesibilidad de alimentos y regulación de la industria alimentaria, atención especializada basada en evidencia científica, eliminación del estigma y trato digno, espacios adecuados y seguros para la realización de actividad física e intervenciones centradas en el paciente y la familia”, agregó la experta en obesidad infantil.
La reducción de 5 a 10% del peso corporal trae grandes beneficios a la salud y calidad de vida: mejora el perfil de lípidos en la sangre, la presión sanguínea, el dolor oste artrítico y la apnea obstructiva del sueño. Asimismo, reduce el riesgo de diabetes tipo 2 y factores de riesgo cardiovascular.
Falta de aceptación y estigma
“Uno de los factores que impiden dar la atención debida y oportuna a la obesidad es la falta de reconocimiento de que es una enfermedad y todos los prejuicios que existen alrededor de ella, a nivel social e individual”, señaló la Dra. Verónica Vázquez, psicóloga clínica especializada en obesidad y presidenta de la asociación civil Obesidades.
“Lo más grave es que estos prejuicios generan mayor estigma y discriminación hacia las personas con obesidad, quienes se sienten culpables de su condición y asumen que son incompetentes, lo que se llama interiorización del estigma”, señaló la Dra. Vázquez.
¿Qué podemos hacer frente al estigma?
En todos los ámbitos de la sociedad se puede hacer mucho, como crear políticas públicas contra la discriminación; tomar iniciativas para que los medios de comunicación cuiden los mensajes e imágenes sesgados; implementar campañas y programas de educación anti-bullying en escuelas o centros de trabajo; reducir el prejuicio en las familias a través de la educación, y reducir el efecto adverso en la salud, proponiendo habilidades de afrontamiento más saludables, subrayó la psicóloga especializada en obesidad.
Con el objetivo de cambiar la narrativa de la obesidad y su tratamiento en México, en marzo de 2021 fue creada la organización civil Obesidades, la cual lanzará próximamente la campaña de sensibilización “Historias de Peso” en redes sociales, medios de comunicación y su página web, en la que a través de cuatro historias de personas que viven con obesidad, buscará educar y sensibilizar a la población respecto a la enfermedad y el estigma. “Para obtener información y apoyo, ponemos a disposición del público la página web de Obesidades www.obesidades.org”, indicó la Dra. Verónica Vázquez.
Reconocimiento de la obesidad como enfermedad
En su intervención, el Dr. Mike Vivas, director Médico de Novo Nordisk México, informó que actualmente distintos organismos internacionales reconocen a la obesidad como una enfermedad crónica. “La obesidad se caracteriza por un exceso de grasa corporal que puede amenazar o afectar la salud. El abordaje del sobrepeso y la obesidad debe ser integral y bajo supervisión médica multidisciplinaria, considerando aspectos como alimentación equilibrada, actividad física, tratamiento farmacológico y atención psicológica”.