Seguramente en algún momento de tu vida te has sentido fatigado, con falta de fuerza para comenzar cualquier actividad, esto se da por diversos factores como: dormir pocas horas, el estrés, saltarse los alimentos o tomar poca agua, entre muchos otros. Sin embargo, hay un sector de la población que enfrenta una situación diferente pues el cansancio y la falta de energía persiste, la causa puede derivarse del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC).
El SFC es un trastorno complejo, se caracteriza por sentir una fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente y se manifiesta con un conjunto de síntomas que comúnmente suelen confundirse con otros padecimientos.
Se estima que a nivel mundial este síndrome afecta entre 2 y 5 millones de personas a partir de los 40 años, en su mayoría a mujeres. En México los datos registrados de la Secretaría de Salud indican que siete de cada 100 mil personas lo padecen.
A pesar de que el SFC es reconocido desde hace 30 años por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la intención de dar a conocer las dificultades que millones de personas enfrentan en el mundo, es una enfermedad de la que poco se sabe y a su vez difícil de diagnosticar.
Las causas no son específicas, pero pueden ser virales como el Epstein-Barr, herpes y de leucemia; así como infecciosas y psicológicas. Inclusive el SFC puede desencadenarse posterior a una enfermedad viral, debido a que el sistema inmune se encuentra debilitado. Sin embargo, aún no se ha encontrado un vínculo preciso.
La relación de síntomas en conjunto es extensa y complica la calidad de vida de las personas, pues provoca aislamiento social, ausentismo laboral y depresión.
Algunos de los síntomas son:
- Agotamiento extremo sin haber realizado alguna actividad física
- Desorientación
- Pérdida de memoria a corto plazo
- Dolor de garganta, muscular y de cabeza
- Fiebre
- Inflamación de ganglios linfáticos en cuello y axilas
- Insomnio
Actualmente no se cuenta con un examen clínico para determinar si una persona tiene SFC, por eso es importante que el médico haga un historial clínico preciso del paciente, exploración física completa y varias pruebas de laboratorio que sirvan para descartar otros padecimientos.
No existe un tratamiento específico para curar el SFC, por lo cual, una vez que se tiene el diagnóstico, se deben prescribir tratamientos enfocados para aliviar cada uno de los síntomas, como son analgésicos, multivitamínicos y terapias específicas.
- Vitaminas: Los multivitamínicos son una opción para mitigar la fatiga porque incluyen diversos grupos de vitaminas como la B12, B1 y B6. La vitamina B12 en cápsulas ayuda a recuperar energía.
- Analgésicos: para infecciones, dolor, fiebre e incluso los fármacos antivirales son indispensables. En caso de que el paciente tenga más avanzada la enfermedad, los antidepresivos pueden ayudarle a sobrellevar su situación.
- Terapias: Las intervenciones psicológicas y fisiológicas ayudan a lidiar con el padecimiento y a que el paciente se motive para hacer actividad física.
El tratamiento integral es un factor clave para combatir los síntomas que rodean al Síndrome de Fatiga Crónica y así ver una mejora en la calidad de vida de las personas.