Las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan porque las células del sistema nervioso central dejan de funcionar o mueren, lo cual lleva a cambios en la conducta. Un ejemplo de este tipo de padecimientos son el trauma craneoencefálico y la enfermedad de Alzheimer, para los que no hay cura y solo tratamientos capaces de reducir los síntomas.
Con el fin de encontrar alternativas a este tipo de afectaciones, investigadores e investigadoras del Cinvestav participan en proyectos de colaboración, con centros científicos de Cuba, para evaluar diferentes aspectos de dos moléculas que han mostrado potencial de retrasar la progresión de las consecuencias de un trauma craneoencefálico severo y las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.
Luisa Lilia Rocha Arrieta, adscrita al Departamento de Farmacobiología del Cinvestav, colabora en la investigación con el Centro de Inmunología Molecular en Cuba, para analizar la molécula llamada NeuroEpo, de la cual se ha observado potencial para retardar el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y Parkinson y que es aplicada vía intranasal a nivel de fase clínica I y II en ese país.
“En el caso del trauma craneoencefálico severo, la cuarta causa de mortalidad en México, resultado de golpes provocados por accidentes, caídas o lesiones deportivas, entre otros, puede tener consecuencias a largo plazo e influir en la presencia de trastornos neurodegenerativos como las enfermedades de Parkinson y Alzheimer, ya que genera inflamación y la producción de moléculas tóxicas a nivel cerebral”, señaló Rocha Arrieta.
El grupo de la investigadora trabaja, desde hace tiempo, con un modelo animal de traumatismo craneoencefálico severo en el que han probado diversas sustancias para evaluar si evitan el daño en el cerebro como consecuencia de un trauma de esa índole. Por lo anterior, los colegas de Cuba le propusieron analizar los efectos neuroprotectores de la molécula NeuroEpo.
En este sentido, en las pruebas en el laboratorio de Rocha Arrieta se ha aplicado la NeuroEpo vía intranasal después de tres horas de ocurrido el evento traumático y posteriormente cada ocho horas durante cuatro días. “Dejamos que los animales se recuperen y al mes se evalúan varios aspectos, por ejemplo, la expresión de especies reactivas oxidantes que, al aumentar, tras el trauma craneoencefálico, causan daño cerebral.
De esta forma, observamos que el tratamiento con NeuroEpo reduce la expresión de especies reactivas oxidantes; además, los animales presentan una recuperación desde el punto de vista sensorial y motor; así como en la recuperación adecuada de peso corporal”, explicó Rocha Arrieta.
La siguiente fase del proyecto será, agregó, evaluar por resonancia magnética cómo las diferentes estructuras cerebrales presentan menor daño como consecuencia del evento traumático e investigar si los cambios electroencefalográficos (en la actividad eléctrica del cerebro) se evitan a largo plazo con la administración de NeuroEpo.De esta manera, hacia finales de junio la investigadora del Cinvestav y su equipo de trabajo tendrán una serie de datos acerca de la eficacia de la molécula en cuestión para evitar las consecuencias a largo plazo del trauma craneoencefálico severo.
Por su parte, Gilberto Castañeda Hernández, investigador del Departamento de Farmacología del Cinvestav, participa en un proyecto del Centro de Neurociencias de Cuba, con el compuesto Cneuro-20, que ha mostrado capacidad neuroprotectora en el contexto de la enfermedad de Alzheimer.
Para poder desarrollar un medicamento que pueda ser administrado en personas es necesario hacer diversas pruebas, una de ellas es la de farmacocinética; es decir, cómo evolucionan las concentraciones en sangre de un fármaco después de su administración por distintas vías, esta es una de las líneas de investigación de Castañeda Hernández.
Hasta el momento la participación del investigador se ha enfocado en el desarrollo de un método, basado en la técnica conocida como cromatografía de líquidos de alta resolución, la cual es capaz de separar los componentes de una mezcla, y en el caso de Cneuro-201, poder medir las concentraciones de este compuesto en sangre y plasma de rata.
Estos análisis, en un modelo animal, darán las bases para definir la dosis más conveniente, en caso de administrarse en pacientes, de acuerdo con las concentraciones en sangre, esto con miras a tener un medicamento que se pueda utilizar en humanos con enfermedad de Alzheimer, mencionó Castañeda Hernández.
Respecto de la relevancia de este tipo de colaboraciones, el investigador comentó que es un recordatorio de la necesidad de utilizar el conocimiento generado en México, en cuanto a ciencia básica, para dirigirlo hacia la investigación aplicada, como es el caso de los dos proyectos descritos, los cuales tienen el principal objetivo de lograr llevar nuevos medicamentos a quienes padecen dichas enfermedades neurodegenerativas.
Además, Rocha Arrieta indicó que este tipo de colaboraciones pueden ser un parteaguas para trabajar con diferentes países de Latinoamérica, porque hay problemas comunes a lo largo de la región que no han sido considerados. Es el caso del trauma craneoencefálico, del cual hay poca investigación, a pesar de las posibles repercusiones en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
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