La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que existen factores específicos que ocasionan estrés a causa del brote de COVID-19, debido al temor de infectarse e infectar a otros, confundir los síntomas con otras enfermedades respiratorias, así comopermanecer confinado en sus casas.
Este último estresor, entendido como factor que provoca estrés, afecta sobre todo a las mujeres, quienes brindan la mayor parte del cuidado de la familia, con las consecuencias de tener doble jornada laboral y limitar sus oportunidades económicas. Algunos de estos miedos y reacciones surgen de peligros reales, pero muchas reacciones y comportamientos emergen también de la falta de conocimiento, los rumores y la información falsa.
Así lo expresó el Mtro. Raúl Martín del Campo Sánchez, uno de los 13 expertos que conforman la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), quien además recordó que la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) emite cuatro recomendaciones básicas para enfrentar esta crisis de la manera más saludable posible:
Respirar profundamente para restablecer la calma y recordar que la mayoría de quienes contraen COVID-19 solo experimentarán síntomas leves y lograrán recuperarse. El hecho de que aumente la cobertura mediática de la pandemia no significa que presente una amenaza mayor para usted o su familia.
Es útil adoptar un enfoque más crítico sobre las noticias del coronavirus, verificar la información recibida de familiares, amigos o redes sociales. La Secretaría de Salud de nuestro país tiene una página web dedicada al tema (www.coronavirus.gob.mx).
Estar conectado con amigos y familiares a través de las redes sociales puede fomentar una sensación de normalidad y proporcionar valiosos medios para compartir sentimientos y aliviar el estrés. Podemos estar comunicados sin aumentar el riesgo de contraer el virus hablando por teléfono, enviando mensajes de texto o chateando con personas en las redes sociales.
El Mtro. Martín del Campo señaló que hay consenso entre los profesionales de la salud mental respecto a que “la incertidumbre” asociada al desconocimiento de los efectos a largo plazo de la presente pandemia sobre la salud, el trabajo, los ingresos, la economía y la duración de la cuarentena, llevarán a la población a niveles altos de estrés. Aunque la mayor parte de la población, puntualizó, podrá manejar estos estresores con sus propios recursos personales, habrá individuos que se sientan sobrepasados.
Para las personas con ansiedad intensa, depresión (tristeza persistente) u otras reacciones psicológicas que afectan negativamente su vida o sus relaciones interpersonales durante esta crisis por el Covid-19, recomendó
consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado. Los psicólogos, psiquiatras y otros proveedores apropiados de salud mental pueden ayudar a las personas a lidiar con el estrés extremo.
Advirtió del Campo que el miedo constante, la preocupación, la incertidumbre y los factores de estrés durante el brote de COVID-19 podrán afectar a largo plazo a comunidades, familias y personas vulnerables.
Indicó que la gente verá alterado su dinamismo social, laboral, económico y en algunos casos se generará estigma hacia pacientes que superen la enfermedad y regresen a su casa y a su comunidad; habrá enojo y agresión contra el gobierno y los trabajadores de primera línea de atención de la salud (situación presente, intensa y lamentable en México).
Actualmente se incrementó la violencia familiar y de pareja; hay falta de confianza en la información del gobierno; recaídas y otras consecuencias negativas en personas con trastornos de la salud mental, así como abuso de sustancias pre-existentes o en desarrollo, por el aislamiento, sin mencionar las barreras para acceder a tratamiento (ejemplo claro es el de los alcohólicos que ahora no pueden acudir a su grupo de A.A.).
El también adherente a la Coalición México Salud-Hable apuntó que esos profesionales ayudan a las personas a encontrar formas constructivas de manejar la adversidad. Estas acciones pueden ir desde intervenciones en crisis y primeros auxilios psicológicos que resuelven problemas agudos, hasta programas extensos que atiendan casos más graves o crónicos.
Ante esta situación, México cuenta con líneas de ayuda vía telefónica, redes sociales o internet, entre las que destacan la Línea de la vida de CONADIC (/LaLineaDeLaVidamx/ @LineaDe_LaVida)(800911200), Línea UNAM (5550250855), Locatel (5556581111), Centros de Integración Juvenil (5552121212) y la Línea de atención a la Violencia (911).