Este año, la región de las Américas cumple 29 años de haber eliminado la polio, mientras que en México, el último caso de poliomielitis por virus salvaje se registró el 18 de octubre de 1990 en Tomatlán, Jalisco.
Gracias a los programas de vacunación y desde el lanzamiento de la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis el número de casos ha disminuido en más de un 99% en el mundo; sin embargo, aún falta trabajo por hacer y el éxito significará que ningún niño volverá a sufrir nunca más los terribles efectos de la parálisis permanente provocada por esta enfermedad.
Cada 24 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Poliomielitis, enfermedad causada por el poliovirus, altamente contagiosa que invade el sistema nervioso central, afecta principalmente a los niños menores de 5 años y puede provocar parálisis, o incluso la muerte en cuestión de horas.
La poliomielitis, afortunadamente es prevenible por medio de la vacunación, la cual ofrece a la comunidad mundial una oportunidad única: conseguir por segunda vez en la historia la erradicación de una enfermedad humana, después de la eliminación de la viruela.
El virus de la poliomielitis se transmite por vía fecal-oral o a través del agua o alimentos contaminados, multiplicándose en el intestino, invade el sistema nervioso pudiendo ser devastadora en solo cuestión de horas. Debido a su gravedad, es una enfermedad que, a finales de la década de 1980, dejaba a más de 350 mil niños paralizados en todo el mundo cada año. Hoy se ha reducido la incidencia de la poliomielitis en un 99.9%.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), indica que los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y dolores en los miembros. En una pequeña proporción de casos la enfermedad causa parálisis, a menudo permanente. La poliomielitis no tiene cura, pero es prevenible por medio de la inmunización.
La introducción de la vacuna inactivada (IPV) es un elemento clave para la fase final de erradicación de esta enfermedad, para lo cual se debe reemplazar el uso de la vacuna oral (OPV por sus siglas en inglés), por la inactivada (IPV por sus siglas en inglés).
De acuerdo con la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE), el esquema óptimo propuesto son cuatro dosis de IPV (tres dosis en el esquema primario más un refuerzo), ya sea IPV combinada o no combinada con otras vacunas indicadas en el programa de inmunización del país.
En México, la Cartilla Nacional de Vacunación incluye la vacuna de poliomielitis inactivada (IPV) desde 2007, con la vacuna pentavalente y desde 2018 con la hexavalente, en un esquema de 4 dosis: 2, 4, 6 meses y un refuerzo a los 18 meses.
Así, México se suma a la estrategia de la OMS para la erradicación de poliomielitis, en donde la vacuna IPV es un elemento clave del plan para la fase final de erradicación y se refuerza la protección del mayor número de niños contra infecciones pediátricas que pudieran repercutir en la salud pública del país.
Por ello, ante el panorama que vivimos actualmente, es responsabilidad de los padres acudir a la unidad médica que les corresponda para la aplicación oportuna de la vacuna asegurándose de cumplir con los esquemas de vacunación indicados en beneficio de sus pequeños.