En medio de los avances en el tratamiento contra la COVID19, el campo tecnológico se ilumina abriendo nuevas perspectivas científicas y económicas, ofreciendo soluciones para que el mundo vuelva a la normalidad y reanude sus actividades diarias.
Uno de los avances importantes es el poder de la luz ultravioleta para la desinfección de aire, superficies y objetos. El uso de luz UV-C para inactivar microorganismos se ha estudiado durante décadas. Sin embargo, los objetivos eran bacterias y otros virus, hasta entonces.
Actualmente, la aplicación de ciertas dosis de irradiación de luz UV-C impacta en la reducción del coronavirus en un 99% en solo seis segundos en las áreas iluminadas. Esta afirmación se basa en estudios como el realizado en los Laboratorios Nacionales de Enfermedades Infecciosas Emergentes (NEIDL, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Boston en Estados Unidos.
¿Cómo funciona la desinfección con iluminación UV-C?
La luz UV-C deshidrata la capa de proteína y el material genético del virus, desactivando su fuerza y poniendo fin a su capacidad de reproducción y rastro de infección. La eficacia contra COVID-19 se extiende a otros virus y bacterias.
Para que esto ocurra, es necesario que la fuente de luz tenga diferentes dosis de radiación UV-C y, a su vez, una longitud de onda específica, ya que otros tipos de soluciones ultravioleta (como UV-A y UV-B) están destinadas a otros fines, como: el tratamiento de enfermedades de la piel, bronceado artificial, entre otros. Para inactivar la COVID-19, se utilizan luminarias profesionales equipadas con tecnologías que utilizan fuentes de luz UV-C.
“Se trata de un esfuerzo adicional a la lucha contra la pandemia mundial. Estamos hablando de un virus que ha cobrado más de 3 millones de vidas, responsable de infectar a más de 170 millones de personas en todo el planeta, según el sistema de conteo de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos. La iluminación ultravioleta marca un gran avance no solo para los esfuerzos actuales, sino también para vencer a futuros invasores invisibles”, declaró Rodrigo Sobral, Customer Segment Manager de Signify, líder mundial en iluminación.
En este duro enfrentamiento, la voz de la ciencia debe prevalecer. Hay sectores en los que fue posible la implementación del trabajo a distancia; sin embargo, hay una parte de las actividades que requieren que los empleados trabajen de manera presencial.
Los colegios e instituciones educativas son un caso concreto, ya que muchos de ellos no tienen la opción de clases a distancia y pueden requerir la presencia de profesores, cocineros y profesionales de la limpieza para que los alumnos puedan continuar efectivamente con las clases. El sector hotelero es otro ejemplo práctico de una actividad en la que la presencia física de los profesionales se vuelve imprescindible, lo que incentiva la búsqueda de medidas adicionales para incrementar la seguridad de las personas que necesitan acceder a estos espacios.
Los expertos señalan que existen soluciones UV-C capaces de funcionar mientras las personas están presentes en estos entornos, siempre y cuando su implementación se realice correctamente. Por ejemplo, podemos mencionar las soluciones de iluminación instaladas en las paredes o techos de oficinas, en alturas mayores a 2.5 m; o incluso, gabinetes UV-C colocados en las recepciones de empresas y condominios, para que los pedidos recibidos sean esterilizados antes de ser enviados a sus destinatarios.
Entre tantas lecciones, esta pandemia refuerza la importancia de la ciencia y sus avances tecnológicos en los últimos años. A pesar de que la situación actual es difícil, estamos aprendiendo una lección importante sobre cómo prepararnos contra futuros brotes de virus.
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