minientrada Tener una salud digestiva, ¡sí es posible! A pesar de la pandemia

Mantener una salud intestinal óptima y comer delicioso sí es posible, pero sobre todo es indispensable para lograr nuestro bienestar y protegernos de infecciones como la del virus SARS-CoV-2, esto debido  a que, además de participar en el proceso digestivo,  refuerza el sistema inmunitario, brinda un estímulo de energía y mejora en gran medida nuestro  estado de ánimo.

Nuestro intestino puede funcionar solo ya que posee autonomía para tomar decisiones en su funcionamiento, afirma la Dra. Ana Teresa Abreu y Abreu, Neurogastroenteróloga y miembro fundador de la Sociedad Iberoamericana de Microbiota, Probióticos y Prebióticos.

La microbiota intestinal tiene la función de ser una defensa contra posibles agentes patógenos que se encuentran en constante contacto con el sistema digestivo y además, su equilibrio puede ser una diana terapéutica para enfermedades neurodegenerativas.

Indica que el intestino en un adulto es un órgano fermentador gracias a un ecosistema de microorganismos, por lo que la microbiota intestinal es la generadora de metabolitos a partir de los nutrientes. Las bacterias son las generadoras de neuropéptidos y neurotransmisores que constituyen las bases del buen funcionamiento del eje cerebro-intestino.

“Una de las hormonas producidas por señales de la microbiota intestinal es la serotonina y, dependiendo del estado de la microbiota, la producción y liberación de esta hormona puede estar alterado, traduciéndose ocasionalmente en síntomas gastrointestinales que también hemos asociado al estrés. Por otro lado, se ha observado que, al disminuir la diversidad bacteriana, se favorece la producción de sustancias involucradas con liberación de cortisol; lo que nos puede llevar a padecer enfermedades como: ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares y hepáticas”, comenta la Dra. Ana Teresa Abreu.

Por su parte, el Dr. Rodrigo Vázquez, Gastroenterólogo y Nutriólogo Pediatra del Hospital Infantil de México, comenta que alrededor del 80% de las células de nuestro sistema inmune vive en el intestino; por esta razón, la salud de nuestro intestino es clave para nuestra inmunidad ante diferentes enfermedades.

El especialista confirma que las investigaciones más recientes sugieren que si se padecen problemas intestinales es más probable que seas vulnerable ante enfermedades comunes, y que incluso esta microbiota alterada podría tener algo que ver con padecimientos como dolor abdominal funcional, colitis nerviosa o incluso alteraciones psicológicas debido a que existe el llamado eje microbiota-intestino-cerebro.

                     “Todas las enfermedades empiezan en el intestino”

                                                 Hipócrates

En los últimos años se ha puesto especial atención en el papel bidireccional de la microbiota del tracto digestivo y del sistema nervioso central; la comunicación que establece la microbiota se produce a través de tres vías: la vía neural (por ejemplo a través del nervio vago), la vía sistémica (mediante la liberación de hormonas, metabolitos y neurotransmisores) e incluso a través de la mediación del sistema inmune (por liberación de sustancias inmunomoduladoras) que llegan a nivel del cerebro y son capaces de ejercer efectos, comenta el Dr. Rodrigo Vázquez.

Una de las propiedades que tiene la microbiota es la de producir sustancias que pueden actuar como neuro moduladores o neurotransmisores; los cuales, pueden viajar a través de la sangre o directamente establecer comunicación sobre las neuronas a nivel intestinal. Es por eso que en pacientes, con trastornos como TDAH (déficit de la atención) y autismo; entre otros, se sabe que existe un sustrato de alteración de la microbiota intestinal que impacta directamente sobre la salud mental.

Los probióticos constituyen una herramienta no farmacológica que ayudan en la reducción de los síntomas nucleares de estos trastornos en niños; así como en la mejoría de las comorbilidades gastrointestinales; siendo potencialmente recomendables como terapia.

Existen varios estudios que ha demostrado que cambios en la microbiota pueden ejercer una acción sobre el estado de ánimo, la ansiedad, depresión. Ya que existen ciertas cepas probióticas que  tienen efecto modular a nivel del sistema nervioso central; es decir, tienen la capacidad de cambiar o adaptar las conexiones cerebrales tanto de un punto de vista estructural como desde un punto de vista fisiológico.

La Dra. Ana Teresa Abreu confirma que, aunque aún queda mucho camino por recorrer, el equilibrio de la microbiota intestinal  puede disminuir la posibilidad de desarrollar diversos trastornos neurológicos que merman la salud en general; como, la enfermedad de Alzheimer o Parkinson, entre otras.

Hoy en día, se realizan diversas investigaciones que intentan evaluar el impacto positivo de los probióticos sobre algunas de estas enfermedades neurológicas.

Si quieres mejorar tu salud digestiva puedes poner en práctica algunas de estas acciones básicas que puedes repetir diariamente:

  • Adoptar una dieta variada para diversificar la microbiota intestinal.
  • Reducir el nivel de estrés, con terapia mindfulness.
  • Fomentar la salud del sueño; un estudio demostró que si alteras tus patrones de sueño, tu microbiota también se verá afectada.
  • Si ya tienes síntomas de algún problema intestinal acude con tu médico. Bajo prescripción médica, ingerir probióticos en una cantidad adecuada ejerce un efecto benéfico para el cuerpo.

Sophia Martínez, Nutrióloga en el departamento de Gastroenterología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), nos da una lista de alimentos que debemos considerar dentro de nuestra dieta diaria, que favorecen una microbiota intestinal equilibrada y por ende, una salud digestiva, tales como:

  • Frutas: manzana, pera, plátano, granada.
  • Verduras y Legumbres: Alcachofa, calabaza, jitomate, nopal, espinacas, quelites, acelgas, lechuga trocadero, lechuga maple, perejil, chía, zanahoria, calabaza.
  • Cereales: Trigo, cebada, avena, maíz, frijoles, arroz integral, salvado de arroz, masa madre, harina de leguminosas, trigo integral de masa fermentada, harina multicereales (cebada, trigo y malta), pan de trigo integral, pan de masa madre, quinoa, trigo sarraceno, germen de trigo, cebada, linaza.
  • Lácteos: yogur, leche de cabra, leche de camello, leche entera de vaca, quesos fermentados

Y evitar el consumo de:

  • Alimentos procesados.
  • Alimentos con conservadores.
  • Alcohol y disminuir el consumo de cafeína.
  • Refrescos o jugos embotellados.

Recuerda que entre más equilibrada esté la dieta más diversa será la microbiota; cada quien puede mejorar su salud digestiva y por ende su microbioma intestinal, concluye el  Dr. Rodrigo Vázquez.

 

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