El 90% de la población global respira aire de mala calidad, dado que el material particulado (PM) de tamaño aerodinámico igual o menor a 2.5 micras originado por emisiones de automóviles e industrias, se encuentra presente inherentemente en el ambiente, lo cual está relacionado con el desarrollo de padecimientos cardiopulmonares y se ha vinculado con enfermedades metabólicas, como la diabetes mellitus tipo 2 y el síndrome metabólico.
Ante esta situación, Joab Eliu Sánchez Gasca, estudiante de Maestría del Departamento de Toxicología del Cinvestav, realizó un proyecto donde analizó que derivado del daño pulmonar causado por la exposición a las partículas contaminantes, se podrían inducir efectos tóxicos al organismo más allá del daño pulmonar, así como un estado de resistencia a la insulina.
Se han identificado que las partículas contaminantes, principalmente las de menor tamaño, tienen la capacidad de ingresar a las vías respiratorias más profundas, ocasionando un estado de inflamación que genera irritación y daño en el tejido pulmonar, debido a su reactividad oxidante y al hecho de que una vez que entran no salen del organismo.
“Estas partículas contaminantes están compuestas por un núcleo de carbono, donde se encuentran adheridos componentes orgánicos, inorgánicos y endotoxinas, que al interactuar con las células de la pared alveolar interfieren en diversos procesos celulares, causando estrés oxidante e inflamación”. Dependiendo de la concentración de la exposición, las células pueden morir y, en consecuencia, generar daño en el tejido, señaló el estudiante.
No obstante, las consecuencias por la exposición a PM no se limitan a causar daños al pulmón, sino que pueden evolucionar y causar daño a todo el cuerpo. En los últimos años, el equipo encabezado por Andrea De Vizcaya Ruiz, investigadora del Departamento de Toxicología y al que pertenece Eliu, ha descrito efectos a nivel cerebro, corazón y riñones, que pueden derivar en enfermedades como Alzheimer y Parkinson, insuficiencia cardiaca, ateroesclerosis y daño renal.
Sobre su estudio, Eliu Sánchez plantea que la relación entre PM y el desarrollo de las enfermedades metabólicas se enfoca en la lesión pulmonar debido a los mediadores biológicos (citocinas proinflamatorias, adipocinas y moléculas oxidadas) liberados a nivel sistémico, que son los promotores de alteraciones como la resistencia a la insulina.
En este caso, el músculo, el tejido adiposo y hepático están relacionados directamente con el metabolismo de la glucosa y al entrar en contacto con los mediadores biológicos liberados al cuerpo, se favorecen ambientes proinflamatorios y prooxidantes que promueven el desarrollo de la patología. Además, esta resistencia a la insulina también se encuentra acompañada de hipertensión e hiperlipemia.
El trabajo titulado “Material particulado y resistencia a la insulina: el papel de la inflamación y el estrés oxidante”, consistió en una revisión de evidencia científica donde se analizaron 41 artículos cuyos estudios epidemiológicos, modelos in vivo e in vitro sustentan la hipótesis.
Los resultados plantean que incrementos en los niveles ambientales de 10 microgramos por metro cúbico de partículas finas, se asocian con un 15% más de probabilidad de desarrollar diabetes mellitus.
“Aunque la evidencia es sólida, se propone investigar otros elementos de la vía de la insulina, en modelos de tejidos periféricos tras la exposición a PM, identificar si las partículas tienen algún constituyente que promueva particularmente la resistencia a la insulina para explorar los mecanismos celulares y moleculares relacionados a los eventos inflamatorios y prooxidantes en modelos tras la exposición”, sostuvo Sánchez Gasca.
Ante esta situación, las personas deben seguir recomendaciones como el consumo de alimentos sanos y hacer ejercicio, también se han tomado medidas de políticas públicas para mejorar la calidad del aire, como la observación de los niveles de partículas, la implementación de tecnologías modernas y el programa Hoy no Circula, con el fin de reducir las emisiones.