La detección temprana de la pérdida auditiva es fundamental para propiciar el desarrollo intelectual, lingüístico y social de cualquier niño. La audición, junto con el resto de los sentidos, permite establecer relaciones sociales necesarias para interactuar con su entorno y lograr el aprendizaje.
Por ello, la detección temprana, sin importar la edad, es crucial para identificar el daño, tratarlo y que se logren buenos resultados. Las personas con pérdida auditiva pueden mejorar su situación con el uso de la tecnología disponible a través de dispositivos como audífonos o implantes cocleares, los cuales transforman las señales acústicas en eléctricas para estimular el nervio auditivo. La mayoría de los daños en la audición son irreversibles; sin embargo, el médico o el especialista puede tomar algunas medidas para mejorarla.
¿Cómo puedes detectar algún problema?
Si el niño o niña no reaccionan ante un sonido intenso, si observas retraso en el habla con el balbuceo o pronunciación. En esos casos, debes acudir con los médicos especialistas para hacer un diagnóstico, rehabilitarlo y atender a tiempo una discapacidad auditiva. Si un niño mayor de tres años no escucha, tendrá problemas para desarrollar el lenguaje.
A partir del primer año un niño puede tener acceso a las diferentes opciones tecnológicas que restaurarán su audición, lo que le permitirá un beneficio en su vida escolar y profesional.
En México aproximadamente 2.3 millones de personas padecen discapacidad auditiva, de las cuales más de 50% son mayores de 60 años; poco más de 34% tienen entre 30 y 59 años y cerca de 2% son niñas y niños, siendo estos últimos quienes tienen una mayor afectación porque impacta en el desarrollo del lenguaje.
“El oído es uno de los primeros sentidos que utilizamos y es vital para el desarrollo integral de las personas en diversos ámbitos como el psicológico, cognitivo y social. De hecho, durante la infancia, la audición desempeña un rol fundamental en diferentes escenarios para que los niños se desenvuelvan, siendo este, uno de los más importantes en el entorno educativo. Un niño puede padecer hipoacusia desde su nacimiento o durante su infancia porque no es capaz de oír a la par como otros pequeños cuyo sentido del oído es normal. Este padecimiento puede ser leve, moderado, grave, severo o profundo y afecta a uno o ambos oídos, lo que provoca dificultades para percibir una conversación o sonidos fuertes” mencionó el Dr. Fernando Díaz Rojas, director Comercial de MED-EL.
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